11/3/25

Las aventuras de Jules y Asha

1940, Quebec. Una viuda se traslada con sus 4 hijos a la casa de su hermano. Jules, uno de los chicos, tiene una rara enfermedad cutánea que le dificulta el contacto social. Un día conoce a una niña india que comienza a mostrarle algunos secretos del bosque.
Es una historia bonita con bastantes cosas positivas y algunos errores. Se nota mucho que Sophie Farkas Bolla (su primer largo) ha sido, sobre todo, montadora de documentales. Le interesa mucho la naturaleza, la relación de los adultos y los niños con ella. Más aún que las historias personales. No construye muchas anécdotas y acontecimientos en las aventuras de Jules y Asha, simplemente les deja interactuar con el entorno.
Me gustan sus pequeños toques mágicos y, desde luego, el misterio de Asha, un giro interesante que le otorga a la película un valor inesperado.
Podríamos decir que es algo así como Los asesinos de la luna pero para niños. Los temas crudos y dramáticos están ahí, al fondo, apenas entrevistos. La tala de árboles como paso previo a la apropiación y exterminio de los indios. Ahí veo su punto más débil porque la directora concluye la película en ese momento: el tío malote, el hermano que se pone de parte del tío, el cierre abrupto con la retirada por el río… Todo eso queda en el aire cuando los temas adultos entran sin remedio en escena. La película termina sin cerrar las tramas abiertas. Vaya papelón que tiene la madre por delante.
Que es lícito, por supuesto. La historia de Jules y Asha es lo que se venía a contar y esa sí queda cerrada.
Me ha gustado porque cumple con su cometido ligero y contemplativo. Los paisajes son bonitos y el ritmo es adecuado a lo que cuenta pero no es fácil de recomendar.

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