17/3/25

The Vourdalak

Siglo XVIII. El marqués Jacques Antoine Saturnin d’Urfé, enviado diplomático del rey de Francia a un país de la Europa del Este, anda perdido por los bosques. Una familia le da cobijo.
En la mitología eslava un vourdalak es un vampiro que vampiriza al resto de la familia.
Es una película muy extraña, con indudables aspiraciones artísticas, con riesgos y momentos sugerentes.
En muchos momentos es deliberadamente teatral: atmósfera retro, casi como de cine mudo, muchos encuadres fijos, actuaciones intencionadamente exageradas, histriónicas. Pero al mismo tiempo tiene cosas muy modernas y un sentido cinematográfico marcado: uso de la luz y sombras, secuencias irreales sólo posibles por el montaje, juegos visuales… Es una mezcla peculiar de antigüedad y modernidad, de aire retro y vanguardista.
Tiene mucho de farsa: su tono de comedia, ese monstruo “marioneta”, su sentido satírico… Pero al mismo tiempo cumple con su función de relato de terror, con toques grotescos y perturbadores.
Son muy pocos personajes, suficientemente desarrollados en su psicología y está claro que el presupuesto estaba ajustado. Pero su fotografía, vestuario y música están muy pensados para lograr el efecto que se busca.
Más arriesgada que Nosferatu (2024) y ahora hasta pienso que Eggers le ha plagiado una escena a Adrien Beau en forma y fondo. Pero seguro que sólo es una casualidad.
Sólo para cinéfilos que busquen alternativas al cine de terror.

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