Prácticamente
nadie conocía a Bong
Joon Ho
hasta que hizo Parásitos.
Yo le seguía desde sus inicios y The Host
me ganó para siempre. Pero cuando hace Parásitos
esa gente, que no le conocía de nada, empieza a sacar
interpretaciones que no estaban ahí, empiezan a inventar cosas en
vez de disfrutar del cine.
Y
eso, se ve ahora, le echa a perder Bong
Joon Ho.
La
película del director que menos me ha gustado. Precisamente por eso.
Porque se vuelve demasiado autoconsciente, demasiado explícito en su
mensaje. Piensa que tiene que darnos “contenido”. Y no hacía
ninguna falta. Es tan poco sutil que la voz en off
de Patinson
nos acompaña en todo momento, explicándonos a los espectadores lo
que tenemos que pensar, sentir y opinar. Y ése es un error que el
director coreano nunca había cometido y que destroza la película.
Esa voz en off
es innecesaria.
Mark
Ruffalo
es también un espanto. Lo es porque Joon
Ho
tiene en la cabeza a su actor fetiche: Song
Kang-ho.
Song
Kang-ho
sintoniza perfectamente con Bong
Joon-ho
y sabe cómo interpretar a esos personajes tan difíciles, tan
extraños. Song
Kang-ho
los interpreta desde una cómica sobriedad. Es decir, lo contrario
del histriónico e inaguantable Mark
Ruffalo
que, en esta ocasión, no tiene ni idea de qué hacer con su malvado
Kenneth Marshall. De hecho pretende hacer una parodia de Trump
y lo que sale es un churro ridículo.
Es
una historia de gente
desechable. Pienso
que con actores coreanos, lejos de las expectativas de Hollywood,
habría sido mucho mejor película. Porque visualmente, desde luego,
conserva esa clase de locuras maravillosas. Esos gusanos con aire de
tardígrados son un delirio.
Creo
que se
habría podido hacer una película sólo con la
trama policíaca de los clones psicópatas de Manikova.
Quiero
decir que a Joon
Ho
le sobra imaginación, tiene ideas a raudales. Pero el dinero le
obliga a hacer cosas que a mí no me convencen. Y
claro que es demasiado larga sin llegar a sacarle provecho al planeta
helado.
Ojalá
vuelva a su cine, al coreano de siempre, quizá con algún actor
occidental al estilo de Okja,
pero libre de ataduras y moralejas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario