Película
del género tontada. Y no pasa nada. Hay muchas tontadas divertidas. Pero ésta…
Teddy
es un fenómeno a la hora de fastidiar las cosas. Así que cuando alquila una
cabaña, para un finde romántico con su mujer, la fastidia a lo grande y lo
confunden con un torturador por encargo. El verdadero torturador no está muy
contento.
Parte
del problema es que la trama no tiene mucho sentido. El gran problema es que
todo suena demasiado forzado. Fabricar situaciones para lograr un gag. No saben
hacerlo fluido, no saben que las tonterías deben parecer naturales. Hay algunos
chistes buenos, muchos malos. Por si eres de datos yo diría que por cada chiste
bueno hay cinco malos. Kevin Hart es pesadísimo y mucho menos gracioso
de lo que se cree.
Siempre
me pasa una cosa con Woody Harrelson. Le veo interpretar todos esos
papeles de tío duro y pienso en sus inicios en Cheers, en ese camarero de pocas luces, ingenuo y sencillo. Él
es lo mejor de la peli pero creo que el conjunto no compensa. Hay mejores cosas
en acción y, desde luego, en comedia.
Estoy
dispuesto a conceder que el argumento, entendido como desarrollo de una trama,
tal vez no sea su punto fuerte. Si lo miramos fríamente nos han contado la
misma historia 3 veces con ciertas variaciones. Pero hay más imaginación
visual, más ocurrencias narrativas de corto recorrido, más fuerza en sus
secuencias aisladas que en docenas de series juntas. Veo los primeros 15
minutos de esta temporada y redescubro por qué me gusta el cine. Todo vale. No
es necesario atarse a convencionalismos, a estructuras prefabricadas. Me gusta
no saber qué ocurrirá en el segundo siguiente.
Y
eso sucede porque estos chicos jamás, bajo ningún concepto, se ponen de
acuerdo. Siempre discuten, van a su aire, no informan a los demás. Complican todo
y, finalmente, el caos provocado, se soluciona no porque se unan sino porque
cada uno sigue a lo suyo. Ayn Rand estaría muy satisfecha con estos
descerebrados.
Pero
es que cuando sabes que viene una pelea te sorprenden con un baile, cuando esperas
una bronca hacen las paces, cuando toca hacer algo no hacen nada. Y ahí están
los niñatos superhéroes traumatizados por su educación, tratando de dar lo
mejor de sí mismos y provocando apocalipsis allá por donde van.
Dicen
que es una serie que debería acabar en breve. Disiento. Porque aunque me
cuenten otro apocalipsis, otra vez la misma historia, me lo contarán de una
forma que nadie ha hecho.
Me
siguen sorprendiendo, cuidan muchísimo la estética y tiene una banda sonora
espectacular. A mí me vale.
No
creo que llegue a interesar a mucha gente pero a mí me ha encantado.
Círculo
Polar Ártico. Cuatro chicas inuit se enfrentan a una invasión alienígena.
Una
mezcla de documental sociológico, terror, ciencia-ficción y aventurilla goonie
realizada con pocos medios, sacando partido a esa escasez, con unas
interpretaciones sorprendentemente naturales de las cuatro chicas principales y
todo ello con un desparpajo sin complejos.
Las
adolescentes son adolescentes en todas partes y se dedican a liarla y a discutir
sobre chicos. Pero como son inuit saben que llevar un rifle, un puñal o un arma
de otro tipo puede salvarles la vida. Son cazadoras por naturaleza desde que
nacieron.
La
primera parte de la película se centra en el modo de vida de los inuit,
particularmente en esa generación Z, teóricamente tecnológica pero con difícil
acceso a internet. Un lugar aburrido sin prácticamente opciones vitales. Este
inicio siembra el conflicto posterior con el extraño comportamiento de un oso
polar. Después llega la aventura en sí, con tanta sencillez como encanto e
ingenio.
La
directora, Nyla Innuksuk sin duda, tiene futuro. Habrá que ver qué hace
en futuros proyectos, probablemente con más presupuesto. Esas cuatro
adolescentes merecen también más oportunidades.
La
conclusión que saco es que si eres inuit sólo hay dos maneras de pasar el rato:
emborracharte o que haya una invasión alienígena.
Entiendo
perfectamente que el humor de Rowan Atkinson resulte inaguantable para
muchas personas. Ese tensar la cuerda, ese llevar la imbecilidad al extremo,
esos despropósitos, entiendo que pueden poner nervioso e irritar.
Pero
pienso que no viene mal, de vez en cuando, vernos reflejados en ese espejo. Un
espejo quizá deformado pero bastante lúcido. Esa fundamental estupidez humana
de la que todos estamos hechos. Por muy inteligentes, razonables y civilizados
que nos creamos, en el fondo estamos más cerca de la miseria a la que nos
enfrenta Atkinson que de la arrogancia mental que fabricamos de nosotros
mismos.
Bueno.
No voy a filosofar con una serie estilo Mr.
Bean. Pero cuántas veces una tontería nos ha sacado de nuestras
casillas. Cuánto nos cuesta abandonar nuestras obsesiones.
Un
hombre cuida la casa de unos ricachones durante unos días. Una abeja entra en
la casa. Lo que viene después es lo que cabe esperar de Rowan Atkinson.
A
mí me divierte y sí, por momentos me incomoda y me enerva. Hasta que pienso
que, en el fondo, todos podemos ser así de estúpidos en ocasiones.
9
capítulos de unos 10 minutos, un poco más largo el primero, un festival de
malas ideas, pifias y destrucción encadenada. Un canto a la imbecilidad humana.
Un
actor alemán debe ir a un casting en
Londres. Antes de viajar al aeropuerto entra en un bar a tomarse un café. En la
barra, un hombre, un tal Bruno, comienza a criticar algunas de las
interpretaciones del actor.
Daniel Brühl dirige e interpreta,
junto a Peter Kurth esta película que pudo ser una obra de teatro. Los
comentarios de Bruno se van haciendo cada vez más incisivos, más personales y,
poco a poco, se transforma en una trama de suspense donde se irán revelando
secretos.
Brühl, me parece, trata de
hacer una película acerca de la fama, la pérdida de la intimidad, la intrusión
en las vidas personales, los peligros de la tecnología. Pero también sobre lo
imprudentes que somos en nuestro exhibicionismo de la interioridad, en la frivolidad
con que tratamos asuntos domésticos. Hay una doble cara entre lo que mostramos
sin pudor y las consecuencias que eso puede tener en manos ajenas.
Tal
vez no sea excesivamente profunda. Tal vez no debe serlo. Está muy bien
interpretada, el ritmo es perfecto. La tensión crece de modo imparable y
progresivo. Además Brühl se desenvuelve bien con el uso de la cámara en
un lugar cerrado y oxigena la historia con breves salidas al exterior.
Muy
inquietante Bruno. Ese comentario sobre si fue un prisionero de la Stasi o un
guardia de la Stasi deja un poso imborrable.
Una
película pequeña pero buena.
1.
Dice Brad Pitt que está pensando en retirarse. Ya. Que hable con Liam
Neeson.
2.
Kraven el Cazador era un malo
de Marvel que cazaba animales. En la próxima película resulta que es
animalista. Y luego se sorprenden de que los fans reaccionen en contra. Si es
que hay gente que se busca los problemas. Como si no hubiese animalistas entre
los personajes de Marvel.
3.
Kevin Costner dirigirá Horizon,
una saga de 4 películas, diferentes e interconectadas, acerca de los años
posteriores a la Guerra Civil y la expansión al Oeste.
4.
Soy consciente de que hoy la expectación va hacia La casa de papel: Corea. Pero como yo no pude pasar de la
primera temporada española, mi atención es para El hombre contra la abeja. Una lujosa mansión, una abeja y… Rowan
Atkinson. 9 capítulos de 10 minutos. De cabeza.
Cadáveres
de mujeres en la plantación de caña.
Hay
mucho contenido en esta serie. Sin una buena edición pudo ser un caos
acumulativo. Pero no lo es. De tono realista y crudo, esta serie sudafricana se
desenvuelve bien en muchos niveles.
Empecemos
por Reyka. Secuestrada a los 12 años, logró fugarse a los 16, se hizo policía,
trabajó en Scotland Yard, volvió a Sudáfrica. Rechaza el contacto de su hija,
mantiene una peculiar dependencia con su secuestrador encarcelado, tiene una
inteligencia avispada para captar la psicología de los criminales… Una mezcla
emocional lograda.
La
planificación trabaja también con habilidad las elipsis. Planos breves para
determinadas secuencias que dejan intuir al espectador sin necesidad de
explicar verbalmente. No obvia algunos momentos macabros dentro de ese tono de
dureza realista ni algunas escenas de acción contundentes.
Además
está la complejidad de Sudáfrica que abre la posible motivación del asesino:
brujería, sicarios, asesino en serie… Y el telón de fondo: la devolución de
tierras, el racismo persistente, la corrupción, los jefecillos territoriales,
predicadores, la comunidad india, la mafia de los taxistas…
Tiene
sus defectos. Creo que 6 capítulos, en lugar de 8, le habrían venido bien. No
es muy redundante, pero algunas cosas sobran. Cae también en algún cliché en
ocasiones, especialmente la secuencia final de la hija. Previsible, tópica y,
sobre todo, absurda. ¿Qué creían que iba a pasar? Lo veíamos venir todos.
Además dejan un fleco sin resolver: el asesinato de cierto hombre.
El
conjunto me ha gustado. Tal vez porque es Sudáfrica y eso ofrece, ya de
entrada, situaciones diferentes. No es muy original, pero el contexto ayuda bastante.
Iain Glen hace un papel muy
perturbador en la línea de Hannibal Lecter pero más sutil.
A
mí no me la dan. Lo único que esta película tiene de Pixar es el flexo. Todo lo
demás es el molde de Disney: estructura del guión, moralina discursiva, falta
de imaginación.
La
película en sí no empieza hasta la media hora. Muy típico de Disney. Y después
viene a ser una escena de acción casi ininterrumpida. Leves pausas para
colocarnos la doctrina del buen rollo.
Creo
que sí se le pudo sacar partido a ese doble Lightyear, a ese conflicto dual.
Quién soy, mi personalidad, mis decisiones, hacia dónde voy, cómo me construyo
en el tiempo. En ese momento creí que aún había tiempo para contar algo
importante. Pero ni lo cuentan ni está explicado cómo ocurre ese decisivo
acontecimiento. Casi fue posible si la peli hubiese sido de Pixar. Pero como es
de Disney… A no ser, claro, que Disney haya fagocitado por entero a Pixar y ya
nunca volvamos a ver una de Pixar. Que no sería raro porque la deriva era esa.
No
me puedo creer que se haya montado la polémica que se ha montado por ese beso.
Bueno: sí me lo creo. Pero pasa siempre. Siempre sin excepción: cuando originas
polémica para promocionar una película significa que no tienes película.
Sin
duda alguna habría sido la peor peli de Pixar hasta la fecha si hubiese sido de
Pixar.
Finales
de la época victoriana. Cora se queda viuda y decide irse de Londres con su
hijo y su criada durante un tiempo. Recalan en Essex.
Hay
tres centros ideológicos. Por un lado está el racionalismo de Cora (Claire
Danes), por otro lado las supercherías del pueblo y, finalmente, el
equilibrio de fe y razón del pastor Will (Tom Hiddleston). La serpiente
viene a servir de metáfora y detonante. El darwinismo de Cora le lleva a pensar
que puede tratarse de un plesiosaurio extraviado ya que hay restos fósiles
abundantes en la zona. Los lugareños piensan que es un castigo divino, tal vez
un conjuro que hicieron las adolescentes, tal vez por culpa de la recién
llegada. Y Will supone que debe ser un animal indeterminado, que no hay más,
que la fe se usa para otras cosas.
Ese
choque de mentalidades provoca los problemas, situaciones que empeoran
progresivamente. ¿O es la maldición de la serpiente? Porque hasta el
equilibrado Will siente la tentación, la inclinación por la culta londinense
recién llegada. Y empieza a pasar más tiempo con ella que con su mujer. ¿Es el
mal inexorable que trae la criatura demoníaca o es la debilidad humana que
todos llevamos dentro?
Aparecen
otros personajes con otros matices ideológicos. El médico cientifista, la amiga
y sirvienta socialista…
La
serie no logra ser todo lo profunda que quisiera. O eso me parece a mí. Algunas
cosas se quedan en el aire, otras están demasiado explicadas. Aun así me ha
parecido interesante. Se evade de fiestas y tacitas de té, de los clichés
asociados a lo victoriano. Cuando presenta una fiesta es diferente a lo que
estamos acostumbrados a ver. Lo rural y lo urbano tienen un aire diferente, el
guión fluye sin atarse a manuales.
Original,
sugerente en bastantes momentos. Otra producción británica cuidadísima esta vez
de la mano de Apple TV+.
-El
guión va bien. Se siente como una mezcla de Cassavetes e Iñárritu con un poco
de von Trier.
Ya
verás qué difícil es hablar de esta peli.
Nicolas Cage hace de sí mismo. Como
en todas las pelis, dirás, eso no es nuevo. Pero no. De sí mismo es de sí
mismo. Es Nicolas Cage. Pero claro no es él mismo en cuanto empieza a
interpretarse: se parodia, se burla, se cachondea de la figura de Nicolas
Cage. Del Nicolas Cage al que todos creemos conocer. Y además habla
con una versión de sí mismo cuando era más joven.
Y
entonces el candidato a presidente de Cataluña (sí: no estás borracho mientras
lees), que resulta ser Pedro Pascal, un flipado de Nicolas Cage,
le paga un millón de dólares para que vaya a charlar con él.
Y
en cuanto pone un pie en Mallorca se ve envuelto en una trama de espionaje,
narcotráfico y secuestros.
A
veces casi se me salieron los ojos de las órbitas. A ver. La escena del
acantilado. O la de los dos viendo Paddington 2. O la del LS… No. Hay demasiadas.
La
cosa es que es original, está bien rodada y alcanza unos niveles de mucha
altura en su juego de realidad y ficción, muy meta entra lo real y lo falso. Y,
claro, al mismo tiempo con homenajes a tramas de películas de Nick. Porque se
convierte en una película típica de Nick.
Muy
entretenida con algunos momentos verdaderamente hilarantes. Inesperadamente
ingeniosa y juguetona.
1.
Veo con sorpresa que se ha estrenado la segunda temporada de Paraíso. Me hago dos preguntas. ¿Realmente
la vio bastante gente como para poder hacer una segunda temporada? ¿Puede ser
peor que la primera temporada?
2.
El beso lésbico de Lightyear.
Qué pillines son en Disney. No estrenaron en cines ni Soul ni Luca
ni Red. Pero ésta sí. Nadie
sabe de qué va pero no necesitan más promoción. Mínimo gasto en publicidad,
máximo beneficio. ¿Por qué hacer publicidad si puedes crear polémica?
3.
Una propuesta interesante: My Mother’s
Wedding dirigida por Kristin Scott Thomas y protagonizada por Scarlett
Johansson.
4.
Y otra propuesta igualmente interesante: Unfrosted: The Pop-Tart Story dirigida por Jerry
Seinfeld y protagonizada por Hugh Grant y Melissa McCarthy.
Es
una serie bien rodada y bien interpretada. Pero creo que su historia decepciona
en varios aspectos.
Un
periodista investiga, con ayuda de una víctima que sobrevivió, a un asesino en
serie que lleva décadas matando.
La
investigación, a partir de cierto momento, nos lleva a un nivel que, por
decirlo así, no es el convencional. Es un recurso muy lícito y, en realidad,
para mí, su mayor atractivo. Pero uno espera algún tipo de explicación a lo de
la casa y a la conexión que se establece entre tres personajes. Primero dos de
un modo continuo, luego una tercera persona. Y tal cómo se produce se deshace.
Que la astrónoma diga lo de la cuántica queda bien pero no explica
absolutamente nada. Acaba la serie y sigo preguntándome por la razón de esas
conexiones, cómo funcionan…
Luego
están las interpretaciones. Ejecutan lo que les piden pero tampoco veo mucha
lógica a algunas de sus reacciones. Elisabeth Moss, desde luego, es
solvente pero su cambio de chica triste/deprimida/acongojada a
decidida/vital/valiente me parece bastante brusca. Lo mismo puedo decir de Wagner
Moura que, siendo co-protagonista, resulta muy irrelevante. Y con Phillipa
Soo no sé si necesitaba más recorrido para explicar ciertas cosas o,
simplemente, no haber introducido esos elementos ya que no los van a explicar.
En
fin. El suspense funciona porque quieres saber qué está pasando ahí. Quieres a Jamie
Bell muerto y bien muerto. Quieres que exploren ese universo tan peculiar.
Insisto en que su ejecución está lograda, pero mi mente tiene que aceptar
demasiadas cosas no explicadas.
-¿Tengo
que ir disfrazado?
Tengo
un problema muy gordo con esta serie. Sé que las películas son ficción. Sé que
las series son ficción. Sé, a diferencia de mucha gente, que los documentales
son ficción. Sé que en cuanto la naturaleza atraviesa el objetivo de una cámara
se convierte en otra cosa, en ficción, en símbolo, en material de
interpretación.
Pero
Parliament me la creo de principio a fin. Me la creo del todo. Estoy convencido
de que así funciona la política europea porque sólo así se explica lo que pasa
en Europa. Creo firmemente que el Presidente de la Unión Europea tiene que ser
el mayor incompetente posible (qué grande eres, Michel), creo que hay asistentas
británicas perdidas tras el Brexit tratando de que las adopte un diputado
homosexual italiano, creo que los lobbies son mentalmente tan infantiles como
los muestran, creo que el feminismo es tan sólo un nuevo diccionario de
palabras ficticias.
Incluso
me creo lo del extraterrestre.
Lo
mejor de todo fue lo de presentar leyes LGBTI para luego poder retirarlas y
ganarte el favor de alguien. Particularmente los polacos.
Siguen
siendo capítulos de 20 minutitos que la hacen muy asequible.
Y
ahora dejaré de ver series políticas durante un tiempo. O eso espero.
Una
peli de extraterrestres dirigida a ritmo de pasodoble.
Obviamente
es muy absurda.
El
principal problema de esta película es su presupuesto, bastante ajustado, y
contra eso poco se puede hacer. Hay ideas buenas. La planificación es elegante.
Está claro que, con más medios, habrían podido ser más ambiciosos. Aun así
logran algunos planos bastante bonitos y ocurrentes. Sí: saben dónde poner la
cámara.
Admitamos
que la primera media hora pudo abreviarse. No necesitamos tanto metraje para
conocer a los cuatro protagonistas principales. De hecho quedan definidos
bastante pronto y luego se vuelve repetitivo.
A
los 30 minutos mejora bastante. Hay sangre, miedo, humor y surrealismo
repartido de forma bastante oportuna.
Un
hombre y tres mujeres viajan en la Vane, una furgoneta compartida. El chófer,
una mujer mexicana, una madre y su hija. Y luego la pasajera.
Entretenida
a ratos. Es el dilema de siempre. La primera opción es que uno tiene un guión
medianejo y pone unos eurillos. La segunda opción es que si le damos más
vueltas al guión podemos hacer algo mejor.
Como
somos españoles nos quedamos con lo primero.
Una
gran cantidad de películas de Adam Sandler son plagios de otras. El
actor las toma, las mezcla con otras y el producto que sale casi parece
original. En sus inicios, por ejemplo, cogía una peli de Frank Capra, le metía chistes verdes y marrones, decía que la había actualizado y listo. Ahora es algo más sutil y también ha aprendido.
Esta
es una historia de superación deportiva. Y es pura fórmula, puro manual, puro
cliché. No se molesta en que haya casi nada original. Hay cosas de Camino a la gloria, de Hoosiers: Más que ídolos… Hasta de Rocky.
Lo
cierto es que Adam Sandler cae bien a mucha gente, es amigo de LeBron
James y ambos consiguen que media NBA participe en la película. Imagino que
con eso y con los toques sentimentales ya tiene a la mitad del público ganado.
Para
el público español también tiene su gancho porque está Juancho Hernangómez
como protagonista, un tal Bo Cruz, obrero de la construcción que se revela como
una estrella en potencia del baloncesto y al que un ojeador (Adam Sandler)
con buen ojo le echa el ojo. María Botto resulta ser la madre del tal
Bo. Intuyo que sólo por esto vi la peli. Y supongo que será suficiente para
muchos.
Ni
buena ni mala. Ya te la sabes. Ya has visto 20 parecidas. No te descubre nada
nuevo, no te va a defraudar. Te da lo que esperas y ya está.
1.
Raised by Wolves ha sido
cancelada por HBO. Bien. Así la gente aprenderá que las temporadas de relleno
corren ese riesgo. Si no avanzas, mueres.
2.
Westworld volverá en una
cuarta temporada. En mi opinión debería haber corrido igual suerte que Raised by Wolves.
3.
En internet había muchos memes sobre Morbius.
Así que los responsables de Sony consideraron que había interés en la peli. Y
decidieron reestrenarla. Mil salas para recaudar 85.000 dólares. ¿A nadie se le
ha ocurrido despedir a esos analistas de Sony? Porque el resto del universo
veíamos por anticipado lo bobo de la idea.
4.
Hay muchos elogios al primer episodio de Ms.
Marvel. Yo aún no me decido. La primera media hora es un bucle
repetitivo, una de esas cosas de Disney en que toma por tonto al espectador y repite
el mismo mensaje incesantemente. Sólo puedo decir que el cómic me encantó desde
la primera página y la serie aún no lo ha logrado.
Voy
a ser bien claro y creo que nunca había hecho una recomendación tan directa: no
vayas a verla. Ahórratelo.
En
1993, con los medios de 1993, Spielberg hizo una película creíble,
luminosa, con un ritmo impecable y, desde luego, asombrosa. Vinieron después
secuelas que hicieron muchas cosas mal. Escenas muy oscuras para ocultar los
defectos digitales, caídas de ritmo y la pregunta de en qué demonios se había
ido el presupuesto.
Jurassic World: Dominion, se publicitaba como
la solución a todos estos problemas, como una vuelta a los orígenes, incluso
rescatando a los personajes originales de Laura Dern, Sam Neill y
Jeff Goldblum. Pero la realidad es que todos los defectos de las
secuelas están ahí. Y agravados.
En
un mundo en el que se supone que pululan los dinosaurios nos vuelven a encerrar
en un laboratorio (¡otro laboratorio!), casi todas las escenas de acción están
rodadas de noche, hay tantos personajes que no saben qué hacer con ellos y la
trama avanza a trompicones. No hay ni una sola escena espectacular, una secuencia
que logre asombrarnos de nuevo, que consiga quedarse en la memoria. Jamás
veremos con nitidez al giganotosaurus.
No
entiendo que dejen en manos de Colin Trevorrow, un director muy mediocre
y con escasa experiencia, una apuesta así. No entiendo casi ninguna de las
decisiones de este metraje.
Sí
entiendo, me parece, que el presupuesto se ha ido en pagar a los actores.
Además de los mencionados también tienen un caché importante Chris Pratt,
Bryce Dallas Howard y Omar Sy. La malvada, Dichen Lachman,
apuntaba a ser estupenda. Y desaparece sin más.
Muy
decepcionante, a veces espantosa. Una escena como la de las cuevas casi parece
de serie B. Lo mencioné en otras ocasiones: cualquier niño de seis años tiene
ideas mejores para un guión de dinosaurios.
De
verdad: ¿qué puñetas le pasa a esta saga con los laboratorios?
Si
te gustó El ala oeste de la Casa
Blanca, si te gustó Borgen,
supongo que acabarás por ver Total
Control. No encontrarás el idealismo de Josh Barlett ni el buen rollo
de Birgitte Nyborg. Total Control
es política pura, dura y muy sucia.
A
veces se me ocurría que los guionistas se inspiraban en la política española. Ése
que vendería a su madre para seguir en el poder, ¿no es como Sánchez? ¿Y
ese bocazas ignorante no es como Garzón? ¿No es ése tan mezquino como Iglesias?
Y las guerras internas, impúdicas y salvajes, ¿no son las de Casado y Ayuso?
Y debieron leer lo de Ayuso: a la política se viene llorado de casa. La
protagonista practica mucho eso. Llora en casa y luego va a degüello.
O
igual es que la política es política aquí y en Australia y la democracia no
tiene arreglo. Total Control
es la política fangosa, de puñal. No es Veep
tampoco. No hay ninguna gracia detrás.
Una
indígena australiana hace algo heroico. La primera ministra le pide que sea
senadora en una plaza que quedó vacante. Y lo que cuenta la serie, entre otras
muchas cosas, es cómo entras a ese mundo con la mejor de las intenciones y te
devora. Todo el mundo (¡TODO!) se convierte en un monstruo de ambición, de sed
de poder y venganza. Y siempre existen justificaciones para ser corrupto y
dejar cadáveres a tus pies. Por el bien del país, porque yo sé lo que es mejor
para todos, por una visión a largo plazo.
Hay
cosas muy de Australia que quizá no se entienden fácil. Especialmente el
complejo mundo indígena. Pero te explican lo justo para seguir la trama de esos
políticos. Que tal vez sean los de allí, pero que desde luego son los de aquí
y, probablemente, los de todas partes.
Muy
buena interpretación de Deborah Mailman. Una pega: la realidad política
mundial de hoy es tan demencial que la ficción no logra superarla en locura. No
llega a sorprendernos e impactarnos porque ya lo hemos visto antes. Y peor.
Las
chispas saltan en el minuto uno. Hay una nueva primera ministra en Dinamarca y
Birgitte vuelve a ser ministra de exteriores en gobierno de coalición. En
Groenlandia encuentran petróleo y los derechos de los groenlandeses chocan con
las políticas ecologistas de Dinamarca.
Borgen nunca fue El
ala oeste de la Casa Blanca porque nunca necesitó ser idealista. El
país menos corrupto del mundo escarbaba en otros defectos de su política,
particularmente en cualquier apunte que pudiese socavar la democracia. Pero esa
ausencia de idealismo no significa que no exista el buen rollo. En el fondo se
trata de publicitar su sistema político. Tan liberal que hasta los comunistas
lo son de algún modo. Y eso es muy evidente en el final de esta cuarta parte
realizada 9 años después de la tercera. O de resucitarla en una nueva historia,
como se quiera ver.
La
serie incide mucho en la soledad del poder. O en cómo el poder engendra
soledad. O en que es un círculo vicioso. El poder destruye familia y
relaciones. Cuando no tienes familia y relaciones, lo que te queda es el poder.
Y te agarras a él. Porque es lo único que te queda. Birgitte hará su viaje más
oscuro.
Obviamente
la categoría moral que Birgitte Nyborg exhibe no la conocemos por aquí. Ni la
conoceremos. Ni en ningún universo real. Eso no quita para que la trama sea muy
interesante. Cómo el petróleo engendra conflictos con Estados Unidos, Rusia,
China… Cómo toca a la economía, la ecología, la justicia…
Muy
entretenida, bien escrita y bien editada. Hay intriga y todo resulta comprensible.
También está muy bien su mirada a los conflictos laborales desde el periodismo.
Qué bien actúa Sidse Babett Knudsen
Me
encanta el personaje del embajador del Ártico en funciones.
Dicen
en la peli que en Estados Unidos sólo hay dos bases interceptoras de misiles
nucleares. Una está en Alaska. La otra es una base en medio del Pacífico. Allí
destinan a la capitana Collins. Y no está contenta. Por muchos motivos.
Cuando
unos terroristas acceden a la base, Elsa Pataky se pone en modo Chris
Hemsworth, en modo Bruce Willis, en modo Sylvester Stallone.
Hace cosas que no haría Rambo.
La película es mala y se
le pueden criticar muchísimas cosas. Pero para una peli de este género sólo una
de las críticas es válida. Porque comete el error que cometen casi todas las
imitadoras de La jungla de cristal:
no apuestan por el humor. Y una peli así exige que haya mucho humor. Cuando se
toma en serio a sí misma y busca el drama, el conflicto sobre el #MeToo, sobre
la lealtad al país, sobre la moralidad, cuando se cree con derecho a ser
profunda, se derrumba.
Ése
es el verdadero problema. No tiene sentido criticarla por la falta de
verosimilitud, los personajes estereotipados o cualquier otra cosa. Todo eso
viene con el paquete.
Otro
ejemplo: el vendedor de televisores de Los Ángeles. Ese personaje debería tener
muchísimos más golpes de humor o no existir. Su presencia es un pegote, un capricho de Hemsworth muy tontorrón. La
escena inter-créditos habría tenido gracia si le hubieran dado más cancha.
La
parte de acción es entretenida. La capitana tiene imaginación para cargarse a
los tipos. Hay un par de muertes muy simpáticas. La idea no era mala y es una
pena que no hayan sabido aprovechar los puntos fuertes.
Se
convertirá en una peli de culto aunque a mí me rechine.
Para
empezar no sé si es una película o una variante de un virus del que los
directores son los pacientes cero. Lo de los universos paralelos está de moda y
una cosa hay que admitir: la película es mucho más imaginativa y original que
todas las bobadas superheroicas con las que nos han frito durante los últimos
años tanto Marvel como DC.
Una
familia inmigrante china con lavandería en Estados Unidos. Tienen serios
problemas de diversos tipos. Y en el peor momento, ella, Michelle Yeoh,
será atrapada por un acontecimiento que afecta a universos paralelos. Por algún
motivo ella es importante.
Y
ahí comienza una locura que pudo terminar en cualquier momento pero que los directores
estiran hasta los 139 minutos. Hay cosas inteligentes, groseras, divertidas,
dramáticas, brillantes, estúpidas, cursis, obscenas. Totalmente absurda, perfectamente lúcida.
Hay peleas, acción, gritos, paz. Una gran paz en uno de los universos. Esas dos
piedras. Y dedos churreros. Y psicópatas. Es un cóctel molotov, una explosión
de sinsentidos, un delirio intermitente.
A
mí me agotó. Yo habría estado bien con una hora menos. A partir de cierto
momento se me hizo irritante y, al final (ese interminable final), casi inaguantable.
Suplicas que se guarden alguna idea para otra peli, que aquí ya hay demasiado. Para mí lo peor de todo es que acabe por ponerse sentimental. Después de tanta majadería. De tanta tomadura de pelo. De tantos momentos geniales.
En
fin. No será para el grandísimo público. Pero habrá un público numeroso que fabricará
templos a la peli y nos dará la paliza durante años.
Ah.
Y sale una Jamie Lee Curtis muy cómoda en su propio nivel de demencia.
1.
Netflix dice que producirá menos películas pero que serán mejores. La primera
parte es fácil de cumplir. Y necesaria. La segunda parte de la afirmación es,
meramente, un buen deseo.
2.
Disney señala que Obi-Wan Kenobi
ha sido el mejor estreno de una serie de su plataforma. Pues me alegro. Yo,
tras ver el duelo entre Darth Vader y Obi-Wan, he abandonado en el capítulo 3.
Es un horror de serie.
3.
Aún no me he puesto con Entrevías
y supongo que aún tardaré un tiempo porque hay demasiadas cosas en la cola.
Pero su éxito a nivel mundial es incuestionable.
4.
Rita Moreno será la abuela de Vin Diesel en Fast & Furious 10 (Fast X). Como diría Madmartigan en Willow: Tentador, pero no. Buen intento, casi me pilláis.
