-Mírame.
Mírame. Tendrás una bonita pierna de silicona como yo y estarás muy guapa.
Me
gustaron mucho las dos temporadas anteriores, pero ésta me parece la mejor.
En
anteriores temporadas conocíamos enseguida las misiones que se desarrollarían.
En esta ocasión hay una clara, las otras son más difusas. La clara es obvia:
Paul Lefebvre. Se ha colocado en una posición tan delicada que los americanos
lo prefieren muerto y los franceses no tienen muy claro si rescatarle o dejar
que muera. Porque, ¿para qué arriesgar la vida de otra persona?
Es
interesante la cuestión ética. Porque Paul ha hecho siempre lo que ha creído
correcto y, para ello, ha tenido que realizar actos contra sus principios. Eso
ya es complejo, pero se le añaden motivaciones de ser el más listillo,
sentimientos, traicionar por aquí y querer redimirse por allá. Muy interesante.
Marine
Loiseau, tras su drama en Irán, tiene también sus conflictos. Navega entre su
sentido del deber y sus ataques de pánico fruto de la paranoia. También
sugerente y da mucho juego.
Me
sigue llamando la atención lo bien escritos que están los personajes, incluso
los ocasionales. Por ejemplo la soldado kurda. En pocas escenas queda
perfectamente dibujada. O Angela, la de la limpieza, que aparece dos minutos.
Magnífico
también cómo se describen operaciones. La escena del GPS en las bragas es una
maravilla de suspense y planificación.
Salen
mucho más de los despachos, hay más acción de campo, hay escenas más crudas. Lo
de Siria es desolador y lo de los kurdos no hay palabras.
También
tendrán importancia el Mossad y el FSB. Me partí de risa con el teléfono de
juguete. Y las corbatas de Henri Duflot las vemos ahora de otra manera.