31/3/24

La quimera

Arthur es un inglés afincado en Italia. Tiene un don para localizar restos antiguos y convive junto a unos ladrones de yacimientos arqueológicos. Está triste desde que perdió a su esposa Benjamina.
Siempre me pasa lo mismo con las películas de Alice Rohrwacher: me gustan muchísimos sus personajes y sus guiones imprevisibles, sus símbolos y sus pequeños toques de realismo mágico. Pero me agota su persistencia en el neorrealismo . Bueno, el suyo y el tantos directores italianos. Y sé que el problema es mío.
Lo único que me molesta de esta extraordinaria película es su estilo. Pero, claro, es que el estilo es muy importante. Si esta película me la cuenta en la actualidad, con personajes de ahora, estilo actual, me habría gustado más. Pero seguir con el neorrealismo es tan cansino como los franceses cuando se ponen a replicar la nouvelle vague.
La directora tiene buen ojo para retratar la vida. Sencilla, dura, confusa. Con un hálito de poesía, de belleza, de trascendencia. También la vida es temporal. Sus personajes están contemplados desde la distancia, sin forzar su interioridad, pero no son estereotipos, deja que atisbemos, como en la realidad, su unicidad como personas. Alice Rohrwacher sabe mirar a la gente de la calle.
No es desde luego para grandes públicos. Tampoco es complicada. Si te gustó Lazzaro feliz o Le pupille también te gustará ésta. Si no te gustaron, no te esfuerces. Si, al igual que yo, eres capaz de apreciar el mucho cine que hay detrás pero estás incómodo con la forma, terminarás tan fascinado como irritado.
Lo siento: es culpa mía.
El final es perfecto. Esas rocas que caen, la oscuridad y…
La historia de un hombre que creía buscar tesoros antiguos pero buscaba en realidad a su esposa. Y lo demás son quimeras.

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