-El
problema es que somos empiristas.
Los
asesinos no espabilan. Deberían saber que jamás se debe matar en la
apacible campiña inglesa. Hay vicarías rurales rebosantes de
cotillas que no tienen nada que hacer salvo resolver los crímenes
que se presentan. Matar allí es garantía de cárcel. No lo hagas.
Estas
series no suelen ser mi estilo. En contadas ocasiones (¿Por qué no le preguntan a Evans? fue muy buena) destacan por
alguna habilidad estética o de planificación. Pero saben bien a qué
público se dirigen y les funciona con lo de siempre: una fotografía
bonita (no buena: bonita), luminosa, de colores cálidos, crímenes
sin mucha sangre, gentes sencillas, diálogos asequibles, personajes
con una única característica definitoria para que nadie se pierda.
No
me ha gustado mucho. Son dos capítulos de 90 minutos cada uno.
Incluso para tratarse del género que trata hay demasiados clichés y
es un poco tontita.
Judit
Potts, arqueóloga jubilada, mantiene su espíritu aventurero y,
cuando oye un altercado (y un disparo) en la casa de su vecino,
tomará cartas en el asunto.
Me
pareció graciosa la escena en que la policía hace la redada en la
casa del coleccionista nazi y encuentran a las tres fisgonas dentro.
Pasaban por allí. Me pareció un horror el comienzo del 1x02 con lo
de las asesoras. En general hay demasiadas cosas torpes.
Si
alguien no descubrió la solución a los asesinatos, antes de la
explicación, es que deber más cine.
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