Noviembre
de 1999. Estamos al borde del
milenio y Polonia ha sido ocupada por el inesperado capitalismo al
que no saben cómo manejar. Matrix
está en los cines. Un gerente muere hervido dentro de una olla de su
propio hotel.
Es
la historia de un hombre que no quería llamarse Filip.
La
serie está mejor planificada y es mucho más sórdida que las dos
anteriores. Quizá porque así es el capitalismo: más sucio y mejor
maquillado.
El
primer problema con esta serie es que entre temporada y temporada
pasan 3 años. Las dos primeras las vi con poca separación, pero
ésta ya me plantea problemas de recuerdos, quién era quién y qué
hizo. Y como ellos mismos dan un salto temporal hay cosas que no
sabes si deberías recordarlas o fueron elipsis.
El
segundo problema, más grave, es que queda poco de aquella
investigación tan extraña de la primera temporada dentro del mundo
comunista. Sonaba a novedoso. Ahora ya hay demasiados clichés: la
chica del hospital, ciertos secuestros (la adolescente tonta),
algunas dinámicas…
Hay
ideas buenas como esa cámara que sigue, desde atrás, a ras de
suelo, a un hombre que saca brillo a los zapatos con la pernera del
pantalón. O la forma de mostrarnos la relevancia del collar.
Pero
así como en otras ocasiones seguí el suspense en modo adictivo,
aquí me costó a ratos. Al final del 1x04 y comienzo del 1x05
suceden cosas, conexiones de personajes que ya logran el equilibrio,
el montaje y el ritmo adecuado. Hay algunas casualidades un poco
llamativas pero por lo general la trama está bien entrelazada.
Me
gustó el momento en que la peluquera se dispone a matar a un tipo
pero alguien se adelanta. Ahí lograron desconcertarme, como en sus
buenos tiempos, y me enganchó con esa subtrama.
Si
has visto las anteriores y te gustaron, ésta será llevadera. Sin
ver las anteriores resultará bastante confusa a ratos. En cualquier
caso todo es muy triste en Polonia.
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