La
semana pasada comenté que Dream Scenario
no me había gustado mucho. Vincent
debe morir
tiene un punto de partida similar y todo aquello que debió tener Dream
Scenario.
En Estados Unidos les cuesta muchísimo desprenderse de la
estructura, del “esto se hace así”. Incluso el cine indie
tiene sus fórmulas. Quizá más. En Europa lo del “autor” está
muchas veces sobrevalorado pero nos ahorra muchos clichés.
Vincent,
de repente, empieza a ser atacado por la gente. Sin ningún motivo.
Simplemente porque sí.
A
la película francesa este punto de partida le da para mucho. En
primer lugar porque las secuencias de acción son contundentes,
salvajes, viscerales. Nada de tomárselo a broma. Vincent recibe
agresiones bestiales. Después está el fondo, la parábola, que
aquí, a diferencia de Dream
Scenario,
sí funciona. Deja que el espectador se plantee de dónde vienen esas
frustraciones que arrastramos, esos juicios gratuitos que hacemos,
esa rabia que no sabemos controlar. Es un reflejo de la sociedad
actual, polarizada sin razón, cabreada cuando la realidad contradice
nuestros deseos, tratando de imponer la violencia sobre la razón. O
al menos eso deduzco yo. Quizá tú encuentres variantes y ahí está
lo interesante.
Hay bastantes peleas, están ahí porque hacen falta,
pero se asienta sobre el factor psicológico, la tensión que soporta
Vincent, por qué toma las decisiones que toma.
Su
última parte me deja bastante descolocado. ¿Era necesaria la gente
“buena”? ¿No reduce eso su condición de parábola? Tengo mis
dudas, como tantas veces, sobre el romance. Un romance que tiene, además, bastante de cómico. El personaje de Margaux
Lamy es un punto de inflexión que ofrece caminos sinuosos a la
trama. Pero no tengo claro si enriquece la historia o si simplemente la
endulza. Se le pueden dar bastantes vueltas al asunto.
Dirigida
con tono realista, bien fotografiada, bien montada. Tal vez le sobra
un poco de metraje pero es interesante.
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