Película
holandesa. Su título original es Het
geheugenspel
que, según el traductor de Google, significa El
juego de la memoria,
así que el título inglés que aquí escogimos acierta bastante
bien.
Es
el 70 cumpleaños de Alain Deridder. Ese día encuentran en el jardín
de la mansión el cadáver de Nathalie, que llevaba 25 años
desaparecida.
Tengo
un problema serio con esta película: la dosificación de la
información a través de la hipnoterapia. Siempre me cuesta aceptar
esta clase de cosas. Me parecen un artificio excesivo para manipular
al espectador.
Sí
me gusta, en general, el retrato de personajes, la psicología de
cada uno, de esas dos familias, entrelazadas por un matrimonio. Pero
algunos personajes no me gustan nada y sus reacciones son rarísimas
(a Julien no lo entiendo).
También
me gusta cómo toca temas como el de la cancelación. No se decanta
por nadie, simplemente exhibe el modo visceral con que se trata
siempre el tema.
La
cuestión está en dinamitar por completo a la familia de ese
“rebelde reaccionario”, estrujar los secretos, exhibirlos
públicamente. Y ya digo: mi principal problema es el recurso
utilizado, la hipnosis. Aunque tampoco tengo claro de qué otro modo
se podría haber hecho para contar lo que se quiere contar, como
todas esas escenas en las que la protagonista se contradice ante la
policía porque va recordando cosas nuevas, algunas divergentes, a
medida que avanzan las sesiones.
Lo
que más me interesa es el modo en que acomodamos, adaptamos y
fabricamos nuestros recuerdos. En mi opinión es la mejor baza de la
película y presenta bien los diversos ángulos. Lo que menos me
gusta es su extrema sordidez al tratar los temas relacionados con los
adolescentes: sutilidad cero.
El
final se me cae. Salta bruscamente de la intriga
psicológica al intento de terror. Hay demasiada gratuidad en
complacer al espectador cuando el resto de la película iba por otros
derroteros.
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