La
cosa empieza mal. Disney tiene que demostrar quién manda y que ha comprado Fox.
Así que, en vez de poner el clásico corto animado de Pixar, pone un corto de Los Simpson. Que no pienso comentar
porque Los Simpson no me
gustan.
Así
que cuando empieza Onward ya
estoy cabreado.
Hay
que partir de la idea de que es una película de relleno, una de esas de Pixar
en plan aperitivo, tipo Monsters
University. Agradable para abrir el apetito, pero no llena.
Satisfactoria pero con más interés en hacer algo de caja (Disney necesita
dinero durante los próximos años ahora que lanza Disney+) que en servir
productos sólidos.
Es
entretenida salvados los primeros 20 minutos. Sin embargo se centra más en los
gags, en el slapstick, en las
ocurrencias visuales, que en profundizar en los personajes. Y eso que la trama
se prestaba a ser emotiva a tope. Hay que reconocer que el partido que sacan a
dos piernas es alucinante.
Dos
hermanos que tratan de recuperar, por medio de la magia y durante un día, a su
padre fallecido al que apenas conocieron. Una road movie aventurera con mantícoras reconvertidas en camareras,
hadas moteras y polis centauros. Una mezcla muy loca, a ratos muy divertida, de
El señor de los anillos y Thelma y Louise.
Mi
escena favorita: el hada estampándose contra el parabrisas del coche.
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