No
sé muy bien qué pensar de esta película.
Juega
muy bien su baza de la tensión pero no me parece nada novedosa. Me recuerda
demasiado a Sola en la oscuridad.
Allí Audrey Hebpurn no veía a su enemigo porque ella era ciega. Aquí Cecilia
no lo ve porque él es invisible.
Por
otra parte el juego metafórico, el maltrato a la mujer, la violencia de género,
es demasiado obvio. Ni siquiera es metáfora. Pero la propuesta tiene otras
lecturas interesantes que no sé en qué medida se buscaban o no.
Son
dos horas que enganchan, que atrapan y, ciertamente, funciona como mero
entretenimiento de un modo muy efectivo. En ese sentido me parece buena. Muy
hábil en el manejo de los recursos para generar agobio. Pero no me parece tan
interesante ni en sus aspectos dramáticos ni en su mensaje precisamente por lo
evidente que es.
A
la larga, la película es lo que es Elisabeth Moss. Porque es la interpretación
de la actriz lo que verdaderamente nos encandila. Ella es la película, con una
maravillosa complejidad entre el miedo y el valor, la angustia y la decisión.
Se
agradece mucho la sobriedad en su puesta en escena, la discreción en el uso de
los efectos especiales.
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