27/8/20

¡Va por nosotras!


El SPAC tuvo sus momentos de gloria en la zona de Pas de Calais. Ahora es un equipo venido a menos. Y tras un gol en fuera de juego, tras una gresca y tras partirle la cara al árbitro, todos los jugadores están suspendidos por lo que queda de temporada. El SPAC se juega su desaparición. El entrenador (Kad Merad) sólo ve una solución: fichar a las mujeres del pueblo.
Una de esas comedias francesas sobre gente corriente. Todo amable, todo buen rollo, todo buenas intenciones y todo previsible. Lo mejor es que los personajes suenan a auténticos. Los guionistas tienen control para no desmadrarse con excentricidades pero se sueltan lo suficiente para resultar entretenidos. La desventaja es que no hay un giro notable.
Hay unos cuantos buenos momentos. A mí, que no me tira nada el fútbol, me gusta el fichaje de las jugadoras o las mujeres entrenando mientras los padres sacan a los niños al parque. Y la voracidad con la que ellas comen al volver a casa.
El feminismo francés es muy distinto del americano. Me parece mucho más sano el francés. La peli no aborda el tema de forma doctrinaria y directa sino con la exposición de hechos divertidos. No es demagógico, sino práctico. Cuando los hombres dejan de jugar al fútbol para que jueguen las esposas se producen cambios. Positivos, pero también algunos negativos. Que las mujeres hagan lo mismo que los hombres no significa la llegada automática del paraíso. Y aunque sea bueno el cambio de roles es preciso considerar muchas otras cosas igualmente importantes.
Por otra parte a mí me sigue llamando mucho la atención el contraste entre la comedia francesa parisina y la comedia francesa de provincias.

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