11/8/20

Perry Mason. Temporada 1


Cinco episodios, cinco horas, hasta que la serie empezó.
Durante esos cinco capítulos farragosos, repetitivos y sin verdadera razón de ser, nos presentaron no a un abogado sino a un detective, no a un tipo glamuroso sino a un zarrapastroso, no a un filántropo sino a un rata, no a un caballero sino a un cavernícola. Además la trama no avanzó en lo más mínimo. Cinco capítulos con el bebé, la sangre de la azotea, la dentadura de las escaleras, lo malo que es el malo, lo Hamlet que es el poli negro. En el capítulo 5, al menos, dieron a Perry Mason su profesión original (tachán, truco de magia).
Y la serie empezó. Una serie de 3 capítulos y 5 de relleno. 8 horas de las que se pudieron eliminar las primeras 5 sin problema.
Los tres últimos no están mal. Tampoco son especialmente buenos. La investigación policial no es muy brillante y todo el jaleo de esa iglesia guiada por Tatiana Maslany tiene mucha menos relevancia de lo que parecía. De hecho sorprende lo poco importante que es al final.
La resolución vuelve a traicionar el espíritu de las novelas. Las novelas siempre acababan bien porque tenían que mostrar el genio de Mason. La peli deja las cosas en un punto insatisfactorio. Que sí pero no.
Resumiendo: para los fans de Perry Mason será un desastre. Para los que buscan algo policial o de cine negro existen muchas cosas mejores. Lo peor es que si no hay segunda temporada nadie la echará en falta.

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