Se
podría decir que es un cruce entre El
diablo sobre ruedas y Un día
de furia, pero eso conduciría a equívocos porque Salvaje está muy lejos de ambas.
Es
un thriller entretenido con algunos
momentos de tensión muy conseguidos y un arranque bastante bueno. Pero no hay
mucho más. La personalidad de los personajes se diluye en esa persecución y
sólo queda la carretera, las muchas muertes, el frenesí.
Una
mujer viaja en coche con su hijo. Y, durante un atasco, discute con el
conductor de al lado. Que resulta ser un Russell Crowe un tanto
desequilibrado. Pero, claro, ni se imagina Caren Pistorius las
consecuencias de lo que está por venir.
A
partir de ahí todo es una locura total, un tío desatado, dispuesto a todo,
imparable, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. Y si
digo que pasará por encima de todo, lo digo de un modo muy literal.
Si
esperas un poco de profundidad en los personajes no es tu película. Si te sirve
un entretenimiento puro y duro para pasar la tarde de verano cumple
perfectamente. Russell Crowe compone un buen malo.
A
veces es bastante salvaje, sí.
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