Nochebuena.
París. El médico de guardia es Serge. Están estudiando si expulsarlo del
colegio de médicos. Alcohólico, maleducado. Con serios dolores de espalda, lía a
un repartidor de comida para que le eche una mano.
Es
una comedia simple pero eficaz, una historia plagada de situaciones incómodas y
embarazosas (muy literal en la última de las visitas) que quieres que se acaben cuanto antes y con el desastre a punto de suceder.
Director
y guionistas han ido a lo fácil y no se han complicado mucho la vida. En alguna
ocasión procuran rizar el rizo, pero por lo general funciona en piloto
automático. Sirve para pasar el rato pero podría haber sido bastante mejor.
La
cuestión es que, mientras la ves, descubres que los médicos (y los repartidores
de comida) son seres humanos y que estás en las manos de alguien que tal vez no
tiene su mejor día. Así que te ríes pero piensas: que no me ponga enfermo, que
no me atiendan un par de descerebrados como estos.
Porque
es posible.
Película
no recomendada para médicos y pacientes con una próxima visita al médico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario