Roslyn
es el cuarto mejor colegio público de Estados Unidos. Y como es buen colegio
suben los terrenos de alrededor. Y las inmobiliarias hacen negocio. Y los
transportes. Y las obras públicas. Y la administradora del insti desvía un dinerillo en una consola para el sobrino y otro en
las compras navideñas y otro en reformar la casa. Para empezar, afloran 223.000
dólares ilegales.
La
primera dificultad es que en España no puedes concebir algo así. El sistema
americano es muy distinto y el volumen de dinero se mueve de otra manera. El
segundo obstáculo es que aquí tenemos la corrupción asumida y te parece de lo
más normal y te preguntas: ¿hacen una peli de esto?, ¿acaso no es una práctica
común? El tercer problema, puramente cinematográfico, es que el desarrollo es
muy convencional y mecánico, suena a muy ya visto. El final, especialmente, es
muy burdo.
Lo
de la estudiante que se topa con el tinglado le da vidilla a la trama. Mientras
todos tratan de encubrir el asunto ella hace cuentas. Y como una cosa lleva a
la otra descubre la triple vida del director. Fue el dilema moral que más me
interesó, sobre todo porque es una adolescente la que debe tomar la decisión
difícil con la que nadie más se atreve.
Fue
mucho mejor la primera obra de Cory Finley: Purasangre. Pero, en fin, están Hugh Jackman y Allison
Janney encabezando el reparto así que eso ayuda mucho.
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