7/6/20

No dejes rastro


Debra Granik suele hacer películas durillas. Si viste Winter’s Bone entenderás a qué me refiero. No dejes rastro se encuentra en ese universo de la América profunda con chicas adolescentes fuertes.
Un padre y su hija viven en los bosques, alimentándose de lo que cazan. Rara vez bajan a la ciudad. Pero un día la policía da con ellos y tratan de civilizarlos.
Granik pudo en Winter’s Bone buscar otros derroteros explicativos sobre el mundo de las drogas en los pueblos perdidos de Estados Unidos. Aquí pudo ser también discursiva acerca de la civilización, la cultura, la educación. Pero no es eso lo que busca. Es esa relación entre padre e hija, un drama que apenas se enuncia verbalmente pero que expresa en gestos y acciones los sentimientos de ambos. Amor, desinterés, búsqueda de lo mejor para el otro… y la necesidad de que cada uno encuentre su camino.
Sabemos que el padre perdió a su esposa y estuvo en la guerra. Podemos especular a partir de ahí, pero nada más. Es interesante la hija, descubriendo su camino en el mundo, la tensión entre lo quiere, lo que debe, lo que busca. Thomasin McKenzie (la chica judía de Jojo Rabbit) está espléndida en su interpretación.
No es una peli adecuada si buscas algo alegre pero es un buen drama, sobrio, lleno de sensibilidad.

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