Hay
una guerra energética en el mundo que ya ha acabado con gran parte de la
población. ARQ es una máquina que crea energía perpetua. Pero también hace algo
más que no estaba previsto.
Una
mezcla entre Atrapado en el tiempo
y Al filo del mañana. La cuestión
de estos días que se repiten es que debes de tener muy claro cómo quieres
acabar. Y eso es algo que casi nadie sabe hacer bien.
ARQ
se mete en un berenjenal del que no sabe salir de modo que, al terminar la
película, entendemos un poco mejor lo que pasa en ese mundo pero nada más: una
explicación a unas reglas que ellos mismos se han impuesto.
Hubo
una sola cosa que me gustó: no todos recuerdan a la vez. Los personajes van
recordando progresivamente, en repeticiones distintas. Y las estrategias
cambian a medida que van descubriendo lo que está pasando. Eso impide que el
día sea casi siempre idéntico.
Ya
he mencionado alguna vez que Robbie Amell no es ningún dechado
interpretativo, sólo Rachael Taylor tiene oportunidad de lucirse en
alguna ocasión.
Flojita.
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