-¡Voy a morir! ¡En Escocia! ¡Y con unos belgas!
Apenas
han subido unos pocos pasajeros al avión cuando aparece un italiano armado y
ordena al piloto que ponga rumbo al oeste.
Premisa:
la polaridad del sol es irregular, su radiación también y mata todo lo que
pilla a su paso. La única solución es viajar siempre hacia el oeste, hacia la
noche, sin que el sol les llegue a alcanzar en su amanecer.
Pero
con los ejemplares que hay a bordo del avión casi parece que el sol fuera el
menor de los problemas.
6
capítulos de unos 30 minutos y a todo ritmo. ¿Inverosímil? Mucho. ¿Entretenida?
Mucho también. Los personajes de ese avión son una caja de sorpresas y cada
cinco minutos te salen con una nueva.
El
final de la temporada deja la trama en un punto extraño. Abandona el
planteamiento principal que tan bien funcionaba. Pueden volver a lo mismo o
pueden convertirla en una de esas series que cambian de subgénero en cada
temporada. En cualquier caso los guionistas tienen una tarea difícil por
delante: repetir esquemas con nuevos giros llamativos o idear otro arco muy
diferente al original.
En cualquier caso espero que los que están muertos se queden muertos porque ya han pasado resurrecciones raras en otras ocasiones.
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