Bagdad,
noviembre de 2003. En Iraq las tropas
americanas están al mando. Sawsan, hija de Muhsin, desaparece. Y Mushin, que es
inspector de policía, empieza a investigar.
Sólida,
capaz de enfocar las cosas de otra manera. Una de esas series británicas que
con sólo seis capítulos logra meterse en un ambiente y circunstancias que no
solemos ver. En algunos aspectos es bastante original.
El
Iraq fundamentalista, el Iraq que quiere ser secular y libre, la resistencia,
las mujeres universitarias, americanos, británicos, mercenarios privados,
terroristas, mafiosetes de barrio… Espías, secretos y borrados de expedientes.
Interacciones que provocan caos, drama y, a veces, escenas bastante fuertes.
Me
encantó el pura sangre. Una sencilla escena simbólica para expresar la
insensatez de los americanos que no comprenden la cultura en que se encuentran,
que son como un elefante en una cacharrería. Y los británicos, que han tenido
un imperio, sí lo comprenden y saben que nadie conoce el país como los polis
locales. Los americanos aprenden, los británicos manipulan mejor.
No
pretendo compararla con El tercer
hombre, pero sí tiene algo de ese aire de ciudad ocupada en manos de
nadie donde hay que andarse con pies de plomo y no hay ley real alguna. Te
buscas la vida.
Personajes
bien construidos y buenas interpretaciones, especialmente el protagonista (Waleed
Zuaiter) con sus inesperados arranques de humor irónico.
Una
serie muy competente.
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