Esta
serie de Televisión Española es igualita a muchas otras series de las suyas. Manejan
los mismos presupuestos ridículos, las mismas estructuras, la misma duración
eterna de los capítulos, el estiramiento innecesario de la trama…
Pero
con un punto muy interesante. Hacen una cosa que no sólo no se atreven a hacer
en productos españoles sino que no se atreven jamás los americanos y sólo
algunas veces los ingleses. Toman la decisión osada (y por dos veces) de
cargarse a personajes que jamás imaginarías que iban a morir.
Me
ha costado mucho acabarla porque, ya digo, me parecía que la trama se estancaba
sin avanzar. Finalmente decidí darle el tirón final. Le habrían venido bien
menos capítulos o un guión un poco más enriquecido que no girase siempre sobre
las mismas conversaciones. Lo de retirar a la sargento que sí, que no, que no
estás bien (cuando acaba de lograr un gran objetivo) llegó a extremos
cargantes. Y la estupidez que se les supone a los adolescentes, en todas las
series españolas con los mismos temas, cansa y mucho.
Me
parece bien que tenga una segunda temporada en otros escenarios. Pero, por
favor, aprended de los errores.
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