-En
el mundo ya no hay tanto vapor y tú estás buscando a Moby Dick.
No
sé si es que ya tengo demasiado callo pero a mí no me parece que esto sea una
película de terror. Me parece más bien una peli de gente con superpoderes
(llámalos mutantes si quieres) que se entremezcla (muy bien, eso sí) en su
tramo final con El resplandor.
El
niño de El resplandor ha
crecido hasta convertirse en Ewan McGregor. Durante todo ese tiempo ha
ocultado su resplandor. Y ha hecho
bien porque hay un grupo de gente (llámalos los malos) que matan a quienes
tienen el resplandor para quedarse con su vapor
y vivir eternamente. Sí, también hay algo de vampirismo raruno.
Pero
a todo cerdo le llega su san Martín y una niña con un resplandor tremendo contacta
con McGregor (los buenos). La cuestión es que la película se desarrolla más en
el territorio del suspense y la tensión que en el del terror. O al menos a mí
me lo parece.
Es
entretenida (pese a sus dos horas y media) pero cualquier comparación con El resplandor o, ya puestos, con La maldición de Hill House, es
inmerecida (está claro que Mike Flanagan intenta repetir el éxito, sin tanta fortuna). Hay que reconocer que tiene imágenes atractivas, que visualmente es
magnífica y que se sigue con facilidad.
Está
bien porque busca darle una vuelta al género. Pero hasta ahí. Como con el Joker no conviene pasarse. Que no es
para tanto.
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