23/11/19

Historia de un matrimonio


En el podio de oro, plata y bronce de películas de divorcios me faltaba una. Ahora está completo: Kramer contra Kramer, Nader y Simin, una separación y ésta. En el orden que quieras.
Sigo a Noah Baumbach con asiduidad porque creo que hace buenas pelis. Y ésta es la mejor de ellas.
Los comienzos del divorcio recuerdan mucho al espíritu de Woody Allen (en todo el cine de Baumbach hay bastante de Allen). Hay cierta locura, algo de indiferencia y ligereza, con toques de humor. Como una especie de risa tonta ante algo que no acabamos de creernos. Luego, sí, lo asimilas y te sacude la crudeza del drama. Lo que se te viene por delante, lo que quieres dejar atrás, lo que eres capaz de hacer, la ira que puedes desarrollar, el rencor. Pero esa transición está llevada con una suavidad y elegancia magnífica.
Scarlett Johansson y Adam Driver. Enormes. Baumbach sabe que tiene entre manos a dos intérpretes a los que les puede sacar mucho partido. Y deja que se luzcan juntos (esa discusión tan cruda donde se escupen todo, una de las escenas más acongojantes del año) o por separado (un monólogo para cada uno). Además a su alrededor se mueven Laura Dern (divertidísima), Alan Alda, Ray Liotta (ay, abogados), Merrit Wever, Wallace Shawn
El director esquiva los dos peligros: ponerse melodramático o mostrarse excesivamente ligero. Su propio divorcio con Jennifer Jason Leigh le sirve de base para hacerlo creíble, real, auténtico. Un divorcio es un trauma por mucho que trates de llevarlo de la mejor manera posible. No existe el divorcio indoloro.
Ahora bien. Lo mejor son los diálogos. Hay agudeza e ingenio, hay naturalidad pero no vulgaridad. Me encanta cuando citan las virtudes del otro y dicen mutuamente que él/ella es competitivo/a. Y ese el problema. Esa competitividad es la destrucción mutua asegurada. Comedia y drama a un tiempo.
Hay muchas situaciones así. La buena relación de Driver con su suegra es tronchante. O lo era. La cosa es que hablando de Día de lluvia en Nueva York mencioné el esmero en los diálogos. Aquí también existe un esfuerzo para decir exactamente lo que se quiere decir, para argumentar, para que las razones tengan peso.
También habría mucho que decir sobre la planificación y ciertos encuadres, pero ya me estoy extendiendo mucho.
Otra de las grandes películas de este año.
Y es de Netflix, por cierto.

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