-He
oído que pintas casas.
Detalles.
Como el precinto del camión de carne. Como las armas lanzadas desde el puente
al río. Como la guantera del coche llenándose con los cobros.
Grandes
acontecimientos. Como las elecciones de Kennedy. Como el asesinato de Kennedy.
De los Kennedy. Como el sindicato de transportistas de Jimmy Hoffa.
Como Cuba.
Y
el tiempo. El tiempo que subraya y certifica la general estupidez humana, el
tiempo que nos iguala a todos, el tiempo que reduce a nada las ocupaciones, la
vanidad, el deseo de poder, de dinero. Al final está la verdad: el dolor
causado, lo irreversible, la soledad.
Y,
como es una película sobre el tiempo tiene mucho sentido usar con moderación la
tecnología de rejuvenecimiento, no como en la memez esa de Géminis. (lo sé: mezclar Géminis y El irlandés en un mismo contexto no debería ocurrir, pero tenía
que decirlo). Scorsese sabe lo que se hace. Y sabe que tiene tres
grandes actores que merecen interpretar el mismo papel a través de los años.
No
está al nivel de El Padrino.
Pero es muy buena. La última media hora es un giro hacia la conciencia muy
llamativo. En gran medida recuerda a Silencio.
Sean los mártires de Japón o los mafiosos americanos, Scorsese vuelve a
la conciencia, a ese misterio inefable que encierra el alma humana que no llega
a conocerse a sí misma.
También
parece una reflexión del propio Scorsese. Él, que en su cine sostenía
que la civilización se fundamente en la violencia, viene a decirnos ahora que
todo eso es una bobada. El tiempo.
Robert de Niro y Joe Pesci
están inmensos. Al Pacino muy bien, pero ni siquiera Scorsese
logra controlar del todo su histrionismo. Aunque le doma bastante.
Muy
elegante en su planificación y movimientos de cámara y muy sencillo el modo en
que nos conduce a tres momentos distintos. Un flashback dentro de otro flashback
que terminarán por enlazarse.
Mi
escena preferida: esa reunión entre Jimmy Hoffa y El Canijo, que llega tarde.
-Era
su cumpleaños, así que estaría con su mujer y con su hija, lo cual era perfecto
porque la idea es que ellas lo presenciaran.
Una cosa me quedó clara: Jimmy Hoffa no pillaba las indirectas. Ni las directas.
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