-No
pasa nada. Probablemente había una explicación para que Bonnie condujese un
coche ahora. Y se dirigiese hacia Alyssa.
Y
nos volvemos a echar a la carretera. Él aún con traje de funeral abrazado a la urna
con las cenizas de su padre, ella aún con vestido de novia tras haber salido por
patas de la boda. Y les acompaña la asesina que les quiere matar.
Lo
más surrealista del mundo es lo normal para Alyssa y James. Han pasado dos años
desde que se vieran por última vez y les siguen ocurriendo cosas muy raras. En
parte porque son unos descerebrados y en parte porque las alas de las mariposas
provocan huracanes a su alrededor.
La
serie sigue repleta de personajes que no se comunican, de música peculiar, de
réplicas hirientes y de un humor ácido, tan corrosivo como esa sociedad poblada
de gente que se mira el ombligo, al borde del solipsismo.
El
novio, el único que parece buena gente, es un poco cortito e ingenuo. Como un
perro. En el buen sentido. Otros, que tratan de aparentar ser buena gente, en
realidad son necios, metomentodos o simplemente estúpidos. Y te burlas de todos
ellos y sabes que las situaciones se torcerán porque nada sale según el plan.
En
realidad no hay ningún plan. Y ese es el problema.
No
está mal pero sigo pensando que debió terminar con ese final de la primera
temporada.
8
capitulillos de unos 25 minutos aunque algunos no llegan a los 20. Se ve en un
periquete.
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