11/11/19

Guava Island


Una película bien extraña, original.
Dura 55 minutos, se rueda en Cuba (supuesta isla de Guava), es un cuento, es un musical, es un drama, arranca como animación… Es esa utopía de que “una canción puede cambiar el mundo”.
La isla de Guava podría ser un paraíso pero se encuentra bajo la dictadura de Red Cargo. Una república bananera. Donald Glover vive con Rihanna. Él va a dar un concierto gratuito para toda la isla. Red Cargo le avisa de que no lo haga.
Es una historia muy simple, directa, al grano. Pero se pueden hacer diferentes lecturas porque, al fin y al cabo, es un cuento. Contra el capitalismo, contra el comunismo o, incluso, contra las casas discográficas si buscamos metáforas con retranca. Es una declaración a favor de la música alternativa, es un sueño acerca de un mundo que podría ser feliz. Tiene ideas apañadas como el pájaro azul o la seda azul.
También es curiosa la atmósfera que crea, esa isla, esas gentes, esa planificación que en el momento culminante da un vuelco y se vuelve expresionista. Y pasado el momento regresa a la luz y el color.
Muy peculiar. Donald Glover y Hiro Murai tienen ideas extrañas pero logran que le funcionen.

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