Antes
de que alguien me demande por promocionar esta serie hago una advertencia:
debes dejar a un lado la parte racional de tu cerebro. Qué mala es y qué bien
me lo he pasado. Pocas veces se ve algo tan loco.
Cha
Dal-geon es especialista de cine y cuida de su sobrino. El sobrino muere en un
accidente de avión destino Marruecos que apunta a un atentado terrorista.
Dal-geon viaja hasta allí y encontrará a Go Hae-Ri una agente del NIS (Servicio
de Inteligencia coreano).
Vaya
pedazo de escena de acción que se marcan en el primer episodio.
Un
ritmo imparable. Pasan muchísimas cosas. En el 1x06 pasan todas a la vez. Y te
preguntas ¿y ahora qué? Pues ahora más. Queman trama sin problemas. Escenas de
acción muy logradas, persecuciones demenciales, coreografías bien planificadas…
Me encanta cómo Dal-geon usa su oficio de especialista para librarse de decenas
de amenazas. Y me desternillé con la dinámica de Go Hae-Ri y Hwa-suk, las dos
chicas espías del NIS. Vaya par de chifladas más divertidas.
A
partir del capítulo 8 todo vale y se vuelve doblemente absurdo. La que se monta
en la embajada de Corea en Marruecos es un sinsentido maravilloso. ¿Y lo de la
contractura en la mano en el momento francotirador? Yo pensaba en los
guionistas escribiendo aquello y me partía de risa. Pero espera, que llega el
capítulo 13, todo se cierra y te das cuenta de que aún quedan 3 capítulos. Pues
nada. Más madera.
Todo
es artificial y prefabricado, pero lo asumen sin pretensiones, con humor y una
estética adecuada. Además van introduciendo personajes curiosos como la asesina
Lily o el hacker de la tienda de pollos. Lo más delirante es que los momentos
sentimentales se convierten en involuntariamente cómicos. Taaan cursis…
Tiene
eso que tanto me gusta: los políticos son los peores enemigos de los
ciudadanos. Corruptos, buscando su propio beneficio, llenándose los bolsillos
con la excusa de servir a la nación. Aquí y en Corea.
El
final: listo para seguir masticando el chicle interminable lo que haga falta.
Nos vemos en Kiria, supongo.
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