6/4/20

Emma


Ya lo he dicho pero lo repetiré: Jane Austen no era romántica. Cuando muere, en 1817, faltaban dos años para que el término romanticismo se acuñase en el sentido que le damos hoy. Y en sus novelas, aunque haya matrimonios y amores, lo que prima es el dinero y la posición social, el equilibrio por encontrar la pareja adecuada en la casta adecuada (mejor si es trepando, claro). No es romántica ni temporal ni ideológicamente.
Esta nueva versión de Emma es rarita. Lo mejor que se puede decir es que ha corrido algunos riesgos y eso se agradece. Otra cosa es que algunos de esos riesgos me gusten y otros no.
Emma, ciertamente, es la novela de Jane Austen con más tono de comedia de enredo. La chica rica y bonita que va liándola con sus manipulaciones de casamentera para suplir la falta de amor en su vida. Pero no me gusta que esa comedia esté llena de personajes ridículos, todos excesivamente histriónicos. Tampoco me gusta el recargamiento visual. Es una adaptación muy rococó.
Sí me gustan otras muchas cosas. Hay planos concretos muy bonitos, hay agilidad en la narración y hay algunas ideas conceptuales interesantes.
La directora se ha esforzado por crear una óptica nueva pero lo mejor, por supuesto, sigue siendo el texto. Otro detalle a favor de la directora es que sí consigue aquello que escribió Jane Austen: Voy a elegir una heroína que, excepto a mí, no gustará mucho.

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