Tan
intensa como siempre. O quizá más. De hecho creo que hay cosas tan extremas que
le restan algo de credibilidad, que se pasan un poquito de rosca. Pero tal vez
sólo es una sensación mía.
Porque
ya sabemos a qué ha conducido, en otras ocasiones, la búsqueda del superhombre
según Nietzsche. Y aquí están dos tipos que llevan años en esa búsqueda,
en ese despojarse de la conciencia, de la moralidad para fabricar sus propias
reglas.
The Sinner embarca a Harry en una investigación, un
mero accidente de coche. Por supuesto él supone que hay algo más. Y detrás de
los hechos busca el alma, qué hay en el corazón de ese asesino. Así empieza un
extraño juego entre los dos que les arrastra a situaciones de locura.
Es
lo que pasa cuando buscas el superhombre. Muy bonita la idea pero, ¿qué ocurre
cuando no tienes el control? Porque la realidad se impone. No importa lo que
deseas, supones, quieres o imaginas. La realidad es el muro contra el que se
estrella el superhombre, especialmente la realidad inapelable de la propia
muerte y eso provoca algo interesante: miedo. El superhombre no es más que un
hombre con miedo.
En
una serie que se toma tan en serio a sí misma hay errores que no son
admisibles. Esa fuga, en el 1x08, con los polis a tres segundos de distancia,
en una casa aislada en el bosque, no tiene sentido.
Si
eres aficionado a The Sinner,
adelante. No te defraudará. Si esperas que haya cambiado el tono, no lo ha
hecho. Sigue siendo ante todo un entramado psicológico.
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