-Es
precioso.
A
mí esta serie me parece que trata de un tema: la verdad. Más allá de
relativismos, de lo que yo siento o de lo que a mí me parece, hay algo
inexcusable. La realidad es la que es y punto.
La
gran pifia de Chernobyl fue la negación. El punto de partida para solucionar un
problema fue negarlo. Repetidamente. Una y otra vez. Pero la radiactividad no
miente. Los personajes que admitieron la verdad ayudaron a solucionarlo. Los
que la negaron, empeoraron el problema.
El
ingeniero jefe muriéndose entre vómitos y continúa sin admitirlo. El jefe
político escupiendo memeces socialistas y todos aplauden. Los pájaros caen del
cielo pero no pasa nada. Una enfermera pide yodo y el médico dice que para qué.
36
horas después, cuando todo el planeta lo sabe, empiezan a hacer algo.
Muy
graciosas las palmaditas de los mineros al ministro de industria. En realidad
me encanta todo lo de los mineros. Ven venir las mentiras desde muy lejos. Muy
dramáticas las escenas personales (ese bombero, su esposa, el feto).
Esa
pancarta en una tierra devastada: Nuestro
objetivo es la felicidad de toda la humanidad.
Muy
bien los dos científicos, Jared Harris y Emily Watson, pero el
mejor, creo yo, es Stellan Skarsgard.
Muy
buena serie. Decir que es la mejor de la historia (muchos lo están diciendo) es
una estupidez. Ha impactado porque mucha gente sabía de Chernobyl las bobadas
de las pelis de Bruce Willis. Puede ser históricamente interesante para quien no sabe nada del tema pero, cinematográficamente, ni el guión ni los aspectos técnicos
aportan gran cosa. El montaje es lo mejor. Organizan muy bien todo ese
material.
-¿De
verdad funciona así siempre? ¿Una decisión que cuesta vidas la toma un político
de carrera?
Pues
sí. En esas estamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario