-Oh, Dios mío. Me estoy quedando sin expresiones de
sorpresa.
La
historia de una familia británica entre 2019 y 2029. Y un poco más allá.
La
serie está muy bien dirigida. Sorprende con su música, su montaje y un ritmo
frecuentemente intenso. La he pensado durante un tiempo y, vista con
perspectiva, es más simple y menos original de lo que parece. De hecho, de los
6 capítulos, son relevantes el 1, el 5 y el 6. Y el momento de Daniel.
La
fuente de inspiración evidente es Summer Wars* de Mamoru Hosoda. Ese tono futurista, ciertos rasgos de
los personajes y esa idea de que una familia puede salvar el mundo estaban en
la película del director japonés.
La
principal pega que le veo es que los añadidos son mera ideología progre muy
forzada: género, transhumanismo, activismo, antipopulismo… Y, como suele pasar con la ideología progre es contradictoria.
Porque, en el fondo, está diciendo que por muy descabellada que se haya vuelto
la sociedad británica, sigue siendo la mejor y la más progre, que por mucho
anti-Brexit formulado de modo explícito hay mucho Brexit implícito. Que los
británicos son parte del mundo siempre y cuando lo dirijan ellos. Mi ombligo es
el mejor.
Así
que no. El fondo me repele. Me quedo con la fórmula de Hosoda.
La
forma, el envoltorio, sí está logrado. El modo de presentar a la familia, el
imponente ritmo del primer capítulo, las sorpresas y giros de guión, todo eso
está muy bien.
Y
Emma Thompson, como esa política populista, no tiene precio. Qué buena
actriz es. Cada aparición suya es una maravilla histriónica.
_______________
*Cuando
comenté Summer Wars dije que
merecía estar hecha en imagen real. Bueno, Russell T. Davies me ha
escuchado, pero no logra la universalidad de Summer Wars y se vuelve, desgraciadamente, algo un poco
paleto.
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