Bastante
buena. Es una adaptación de los libros de Nancy Drew muy diferente a lo que solemos ver. No es ñoña.
Nancy no es pija ni mojigata. Le han dado un tono macarrilla y caradura muy
moderno. Sí cae en ciertos clichés de las pelis de instituto americanas, pero
sale de ellos con garbo tras el preludio con el que arranca la peli.
Hay
que admitir que esta película no sería lo mismo sin Sophia Lillis, la
chica de It. Después de verla
dando vida a Nancy está claro que hay que seguir su carrera. Tiene mucho
desparpajo y sabe conectar perfectamente el drama con la comedia. Uno de esos
raros ejemplos en que no necesitas poner a una chica de veintitantos para que
encarne a una 16. Ella sabe aportar el tono de madurez y frescura adecuado.
El
pueblo está dividido entre votar a favor del tren o en contra. Para unos eso
dará vida al pueblo, para otros lo destruirá. El padre de Nancy, abogado,
recibe amenazas para que vote a favor.
Y
como a Nancy le gusta meterse en líos, comenzará a revolucionar el pueblo del
modo en que ella mejor sabe hacerlo: ayudar al bueno, castigar al malo.
La
trama se mueve en un tono de seriedad adecuada. Los malos son verdaderos malos,
no caricaturas y la investigación está razonablemente bien llevada. Sabe que el
público adolescente al que quiere llegar no tolera los infantilismos
argumentales. Incluso la casa embrujada se resuelve con elegancia y desempeña
un papel importante.
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