7/4/19

La sombra del pasado


-Toda persona, ya sea un recolector de basura o un agricultor, tiene la oportunidad de ser un artista cuando despliega sus propias habilidades subjetivas sin restricciones.
Primera parte. 1940 a 1945 en la Alemania nazi.
Eutanasia y nazismo. Ahorrar dinero para que los hospitales atiendan a ciudadanos valiosos. Una lágrima de la joven Elisabeth en el zapato del médico que decreta su eutanasia. El bombardeo de Dresde y la eutanasia en montaje en paralelo. Pronto los soviéticos deciden qué médicos nazis son valiosos. Eutanasia: eufemismo para asesinato. Porque el que salva una vida salva el mundo.
Segunda parte. Años 50 en la Alemania soviética.
El artista, Kurt, sobrino de Elisabeth. Aferrarse a la verdad, la belleza y el amor. No apartar la mirada. Kurt se enamora de la hija del médico que decretó la muerte de su tía. Ahora el médico cambia la esvástica por la hoz y el martillo, la eutanasia por el aborto. No quiere el material genético de Kurt en su familia.
Tercera parte. Años 60 en la Alemania occidental.
El arte, la identidad. Quién soy. La experiencia que me hace único. La esposa, el amor, los hijos perdidos y logrados. El pasado. Una búsqueda sobre el arte y la libertad. Y sobre los monstruos que nos rodean.
Una película de 190 minutos, de factura técnica impecable, intelectualmente sólida y emocionalmente tirando a fría, como suele suceder con el cine alemán. Florian Henckel redibuja, desde la perspectiva del arte, la historia que comenzó en La vida de los otros, una reflexión profunda de las catástrofes históricas y de lo que nos hace humanos.
Película difícil por su metraje y contenido, ambigua a ratos, analítica con la sociedad alemana. A ratos muy interesante. A ratos, por esa frialdad emocional, algo pesada. Desde luego es cine fuera de lo comercial y, por suerte, arriesgado.

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