22/4/19

Tienda de unicornios


-En la tele me han enseñado que el éxito está en mi mano.
A Kit, como a todas las niñas, le encantaban los unicornios. Y nunca ha dejado de ser una niña. Su habitación sigue llena de unicornios, osos amorosos, purpurina y hadas luminosas. En la escuela de arte suspende porque sus obras son arco iris infantiles.
Las críticas eran malísimas pero no podía resistirme. Una peli dirigida por Brie Larson y protagonizada por ella misma, con sus padres que son Bradley Whitford y Joan Cusack y con un misterioso benefactor que es Samuel L. Jackson.
-Los unicornios llegarán cuando tú estés lista.
Dicen que es una peli mala y rara. Para nada. Bueno, rara sí es. Mucho. Porque es un cuento. Un cuento con adultos. Con su mago extravagante, su toque de hechizo y sus sueños sencillos. Idealista sí. Ingenua también. Que esté rodada con estilo indie descoloca muchísimo. Kit vive en Mad Men y quiere vivir en Frozen. Es una apuesta por los sueños, por la búsqueda de la sencillez. Demasiado obvia, es cierto. Un cuento para adultos debería tener más capas.
Habría que discutir la simbología del unicornio. Kit busca lo que todos: el amor incondicional, eterno. El amor que tienes que cultivar y trabajar y que exige esfuerzo, el que te obliga a salir de tu mundo para ponerte a disposición del otro. Y mucha fe. Y madurez.
Así que sí. A un milímetro de lo cursi y moñas, pero Larson lo esquiva con humor astuto, imprevisible y ocurrencias absurdas.
Me gustan mucho los diálogos de Kit con Virgil, sinceros desde que se conocen.
-Ni siquiera me conoces.
-Pero sé que tienes cinta métrica.
Vale. No la recomiendo a nadie. Pero ya sabes que a mí me gusta lo raro, lo que se sale de esquemas habituales del cine convencional. No es una gran película pero Larson demuestra que puede escaparse de los clichés (casi siempre; la discusión/reconciliación con Virgil es un topicazo). Y para mí eso es suficiente porque es más de lo que pueden hacer la mayoría de los directores.

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