Es
una peli bastante pesadita, la verdad.
Durante
la primera hora vemos cómo un hombre viudo construye una casa. Hay anécdotas
con sus compañeros polis, con su hija, su nieta, amigos… Pero sobre todo
construye una casa. Eso podría funcionar como metáfora acerca del vacío o de
reinventarse o de encontrar un sustituto para el concepto de hogar. Pensé que
la peli iría de eso y me adapté, a la espera de descubrir la simbología
completa.
Pero
a la hora la peli cambia. O, mejor dicho, empieza. Porque de la casa ya no
volvemos a saber mucho más. El viudo es poli y tiene dudas acerca de la muerte
de su mujer. Y se vuelve una película de intriga y venganza con asuntos que
resolver.
Ambas
tramas me parecen inconclusas por separado. Y juntas no alcanzo a verles la
unidad. Puedes crear una peli simbólica y tomártela con calma. Pero me
descolocó por completo que tanto metraje fuese un mero relleno antes de
comenzar la intriga.
No
lo veo. Sobre todo porque con la simpleza del final todo lo demás me suena a
pretencioso. No hay una gran profundidad en los sentimientos ni el drama,
ninguna genialidad reflexiva que justifique la extravagante lentitud de su
puesta en escena.
Lo
mejor: la escena con la nieta en el coche detenido por el otro hombre. Un
instante de furia muy bien rodado.
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