Tras
The Running Man
y Drácula,
dos películas que no encuentran el tono, dudan entre mensaje y
espectáculo, no saben lo que quieren ser y navegan entre lo
pretencioso y lo tontorrón, llega, al fin, una peli honrada.
No
es profunda ni metafórica ni busca dobles sentidos. Es un desmadre,
es un cartoon
de El
Coyote y el Correcaminos,
es una peli de acción excesiva. Es lo que quiere ser y lo que es.
No
es un peliculón, pero no engaña a nadie. Vas a lo que vas. Si Sisu
era
tiempo de matar
nazis, Sisu
2
es
tiempo de matar
soviéticos.
Sangrienta,
disparatada, burrísima.
Han
metido más dinero y lo han invertido bien. Siguen planificando y
fotografiando con gusto y, ahora, pueden ampliar escenarios,
introducir un tren, invertir más tiempo con unos
aviones…
Subdividida
en capítulos, cada uno de ellos tiene un arco definido, son
imaginativos en sus variantes de persecuciones, disfrutan con cambios
en la planificación… El protagonista sigue sin hablar pero es que
tampoco los demás dicen muchas cosas. De nuevo: parece una de El
Coyote salvo por el generoso desparrame de sangre.
Cosas
como la de la voltereta del tanque son el no va más… hasta que
llega otra flipada mayor.
Hay
que elogiar el mutismo de Jorma Tommila. Podrá parecer que no
hay que ser buen actor para una película de acción, pero el
arranque dramático le ofrece la oportunidad de demostrar su
capacidad expresiva desde la contención. Y en adelante su
gestualidad está muy medida.
Y
qué elegancia para, después de las salvajadas, tener sabiduría para ofrecer un final
emotivo en una breve escena.

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