Jonah
y Olaf son dos hombres sencillos que trabajan duro en locales de los
muelles de Brooklyn. Se relajan pescando un rato en su pequeño bote.
Goff, un mafioso, los extorsiona: 5 dólares semanales para que su
bote no se queme. Goff, además, comienza a salir con Stella, la hija
de Jonah, y eso es algo que Jonah no va a permitir.
Es
un mundo de gente triste e insatisfecha, envueltos en la niebla
permanente. Todos sueñan con el Caribe: Jonah con peces espada,
Stella con la playa y hasta el gánster Goff visita locales de música
cubana.
Goff
funciona muy bien como villano. Es perturbador en la indiferencia con
que confiesa sus crímenes, se aprovecha del padre y abusa de la
debilidad de la hija.
Thomas
Mitchell interpreta a Jonah de modo magnífico. Su sencillez, su
chaqueta llena de agujeros, su paciencia, su “fortuna” de 190
dólares ahorrados y su meditada decisión de tomar medidas
radicales. Un personaje construido al detalle desde su vestuario
hasta sus diálogos. Qué escena más divertida la de la sauna.
También
está bien la complejidad de Stella. Las ambiciones de Stella. Sabe
que no es la chica adecuada para ese chico sencillo y humilde. Ella
no quiere una vida sencilla. Quiere cosas. Está lejos de la
educación que le ha dado su padre. Lejos de la niebla. Buen detalle el de la muñeca cubana. Un buen símbolo a varios niveles.
Los
personajes secundarios son muy divertidos y están bien escritos.
No
es una gran peli de mafiosos porque Anatole Litvak, inmigrante
como Frank Capra,
estaba más interesado en hablar de la búsqueda de la felicidad en
la vida cotidiana. Ambos trabajaron juntos en obras de propaganda
durante la II Guerra Mundial y aunque Litvak no alcanzara la
altura de Capra se notan muchas conexiones temáticas y de
fondo.

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