-Aquí
atendemos a los huéspedes aunque la naturaleza nos ponga la
zancadilla.
Junta
Yamaguchi
nos volvió el cerebro del revés con Más allá de los dos minutos infinitos,
donde los protagonistas podían ver lo que ocurriría 2 minutos en el
futuro. Ahora juega a lo contrario, a reiniciar la historia cada 2
minutos.
Es
la primera trama
de este estilo que me gusta desde Atrapado en el tiempo.
Porque
no es una imitación de aquella peli y porque sus
reglas son diferentes a lo habitual: todo el mundo sabe lo que sucede
y a nadie se le reinicia la mente.
Así
que vemos cómo comparten la situación, cómo lo asumen, cómo
reaccionan progresivamente. Y es una maravilla porque hay
aventurillas, comedia, romance, peleas, persecuciones, suicidios,
resurrecciones… También hay interesantes variaciones musicales
aunque tal vez es un terreno en el que pudieron explorar más.
La
localización me parece fabulosa. Un albergue rural, un río, una callecita con bonitas casas…
La película explora ese idílico lugar con una fotografía cálida
mientras
conocemos a la propietaria, los empleados, los huéspedes… Y a una
extraña. Qué ganas de hacer spoiler
con esta extraña y a lo que me recuerda cierto objeto.
De
13:56:20
a 13:58:20 es
el tiempo que tienen para tomar decisiones. Yamaguchi
vuelve a demostrar su interés por los planos secuencia y aquí, cada
iteración es un único plano, un
travelling
continuo
de 2 minutos.
Algo
más relajada y menos compleja que su anterior película. Aquí el
acento está en el carácter de los personajes, en los sentimientos
que deben resolver, en sus dudas vitales. Ese estancamiento temporal
les ofrece la posibilidad de diálogo, de hacer una pausa. Si
quieren.
Otra maravilla hecha con 4 euros, encanto y mucha imaginación.
Ya estoy esperando lo próximo de Yamaguchi,
aunque dudo que pueda sorprendernos 3 veces seguidas.
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