Indudable
deudora de El
diablo sobre ruedas.
Norte
de Canadá, -24º de temperatura, hielo en la carretera, zonas
sin cobertura de móvil, gasolineras cada 300 kilómetros. Una mujer
se dirige a ver a su madre enferma mientras un camión la persigue de
modo implacable.
El
principal problema de la película es lo mucho que habla la
protagonista. Está ella sola, con su perro, pero no para de hablar
con el chucho, con su hermana, con su marido… No hacía ninguna
falta. Pero lo peor es que habla consigo misma, es decir, con el
espectador, para explicarnos cosas. Y eso prueba el miedo del
director a que las imágenes no funcionen por sí solas.
La
verdad es que gran parte del tiempo estuve pensando en la película
de Spielberg,
pero creo
que Cold
Road
sí funciona una vez que llegamos al tema en cuestión. La tensión y
el agobio están bien. Obviamente existe el dilema de La
dilegencia
de John
Ford
(los indios no disparan a los caballos porque se acabaría la
película) que en este caso se traduce en tener un machete y no
destrozar las ruedas del camión (la
gasolinera era buen momento).
Una vez que
aceptamos
eso para que la trama siga, pienso que está bien. Y el final es
realmente bueno.
Entretenida.
La valoraría aún mejor sin toda esa verborrea de la protagonista.
Por otra parte Roseanne
Supernault
sostiene con
empaque
la película casi por entero.
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