-Un
corazón roto siempre es mejor que una bala en la cabeza.
Lyna
tiene un problema: sus padres son contables de la mafia y su novio es
policía. En el submundo criminal de París, cuando estalla el caos
entre las 6 familias mafiosas, llaman a La Furia.
Es
algo así como si John
Wick
la hubiese dirigido Luc
Besson
después de meterse en vena Lupin.
Lo
de John
Wick
lo digo por esa mitología del universo mafioso (no por la calidad de
la acción). Lo de Luc
Besson
lo digo por lo de la chica que se inicia en un mundo de peligros. Lo
de Lupin
lo digo por su estética, el estilo de retratar París.
La
serie es convencionalmente entretenida pero creo que abusa de lugares
comunes y copia demasiado de aquí y allá. Además hay que aceptar
unas
cuantas
cosas inverosímiles. Lo de suspender la incredulidad hay que
llevarlo demasiado lejos en demasiadas ocasiones.
La
trama me seducía al principio pero me animó definitivamente a verla
la presencia de Marina
Foïs.
Aquí no tiene tantos matices como en As
bestas.
Aquí es La Furia y basta con que ponga su cara seria y su mirada de
hielo.
La
serie se deja ver con facilidad. Si sólo se busca pasar un rato
ameno, funciona suficientemente bien. Con todo, el principal problema
que veo, es que se trata de otra serie que no saben como cerrar. En
cierto momento se acaba, confiando en que se la renueven, pero podía
haber terminado ahí, antes o después. Ni el más mínimo interés
en esbozar un auténtico arco serial. Van haciendo cosas y al llegar
el fin del capítulo 8 paran donde estén.
Empieza
a ser urgente explicar a los responsables de las series que no todo
vale.
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