Eileen trata de destapar un caso de corrupción política y el tiro le sale por la culata. Desprestigiada sólo encuentra trabajo en Alaska. Allá va y no tarda mucho en levantar de nuevo ampollas.
Fíjate que el problema principal que le encuentro a esta serie es que su personaje principal está demasiado logrado. Hillary Swank encarna a una periodista con un carácter tan fuerte, tan intenso, que absorbe todo a su alrededor. Ella es productora de la serie y no sé si es una decisión deliberada otorgarse tanto protagonismo o que es muy buen actriz. Como sea, los compañeros de redacción pronuncian frases que me suenan a forzadas porque no les han dado suficiente contexto a los personajes.
La trama periodística de investigación lo mismo te ofrece cosas interesantes como cae en tópicos inoportunos y didactismos ñoños. El capítulo 7 no me gustó nada. Pretende ser un capítulo embotellado y sólo es un capítulo de relleno mal desarrollado.
Pero hay otras cosas bastante buenas como ese ejercicio de la profesión en un lugar inhóspito que no sólo lucha contra las redes sociales. Alaska es un buen lugar para explorar de forma alternativa esta profesión. Ambientes, gentes, entornos sugerentes. Yo me sentí en una montaña rusa que alternaba momentos interesantes con otros que me chirriaban, un personaje muy bien escrito y otros no tanto, una investigación a veces con fondo y otras veces muy obvia y fácil.
11 capítulos son excesivos pero tampoco tiene muchos baches. Tal vez no es necesario ponerse exigente. Pero, en mi opinión, tiene base para ofrecer más de lo que da. El capítulo final resuelve el asesinato y abre campos interesantes sobre política, empresarios, medios… Estaré ahí para los inicios de la segunda temporada. Tiene potencial para ser muy buena pero debe mejorar.
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