6/4/23

Air

-Son sólo unas zapatillas.
-Hasta que mi hijo se las ponga.
1984. Nike no anda muy boyante. Alguien tiene la idea de que un tal Michael “Air” Jordan firme con ellos.
Nunca lo repetiré lo suficiente: Ben Affleck es un gran director. No en plan Tarkovski o Kurosawa o un gigante. Pero es un gran director de Hollywood. No es aparatoso en su planificación porque sabe que no lo necesita. Es eficaz, sabe poner la cámara para lograr lo que quiere. Y, claro, también sabe que el guión es una base fundamental.
Ahí está la fuerza de la película. Da igual que te guste el baloncesto o no, las zapatillas o no. Qué guión tan bien escrito. Tiene grandes frases, réplicas ingeniosas, humor, tensión… A ver: que la trama se reduce a que un tipo firme en un papel. Y lo convierten en una historia que te engancha, que te mantiene en vilo. Lo convierten en épica.
Y un guión no llega jamás a funcionar si el montaje no lo apoya. Y aquí lo hace. También sin alardes, pero hay muchos personajes y tramas, en principio difícil de organizar, y logran un ritmo y claridad sorprendentes, como si fuese fácil. También hay que alabar el diseño de producción ochentero. Cuántos pequeños detalles. Y una labor de fotografía apropiada.
El propio Ben Affleck tiene su papel, pero deja el protagonismo en manos de su amigo Matt Damon que, como siempre, escoge bien sus papeles. Está espléndido en la película. Y es una pena que Viola Davis no aparezca más. En lo poco que sale, se sale.
Imagino que apenas nada es cierto. Pero da igual. Porque es cine.
Vendrán los premios del año que viene y se habrán olvidado de Air, pero desde ya es una de las películas del año. Y lo dice alguien que pasa olímpicamente de zapatillas y baloncesto.

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