Si nos fijamos únicamente en su argumento tiene potencial. Una nave que parte en busca de un nuevo planeta, la gente criogenizada que despierta bajo un ataque exterior, los supervivientes son de tenientes para abajo… Les pasan muchas cosas que hay resolver con jovencitos geniecillos en ingeniería, botánica… Hay secretos entre los tripulantes y, desde luego, el misterio de quién les atacó. Van descubriendo cosas y aparecen nuevos misterios, un asesinato...
Hasta ahí bien. Pero lo demás… Empecemos por los diálogos. La misma expresividad y entonación para decir que nos atacan que para decir que me gustas mucho o que nos va a golpear un cometa. Y las interpretaciones no ayudan porque son un horror. Recalco: un horror. En cierto momento aparecen dos personajes más, un matrimonio, a quienes mucha gente quiere matar. Y no me extraña. Yo mismo puedo encargarme. La señora, especialmente, es un espanto. La interpretación, digo. Sospecho que se lo piden los directores porque esta señora ha hecho más cosas y nunca ha estado tan mal. De verdad, qué forma de recalcar la gestualidad, qué histrionismo para lo que debería ser sutil. Si llevara un cartel diciendo “soy una manipuladora” no sería peor.
Pero mal todos en general, no vamos a engañarnos. La chica cerebrito pronuncia unas verborreas cursis que es imposible sacar nada bueno de ahí. Tanto ella como el otro chico cerebrito llevan gafas, para que no haya duda de que son listos.
Podemos seguir con la torpe planificación, el montaje, el apresuramiento a la hora de presentar nuevos personajes para forzar una nueva situación…
Pues nada. Me la he tragado enterita. Los 12 capítulos. Ésta sí que la habría abandonado en plan maratón. Pero cómo era un capítulo por semana me decía a mí mismo que igual mejoraba.
A la reunión de Adictos.
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