Suzume

Mis tres directores de anime favoritos son, por orden, Hayao Miyazaki, Mamoru Hosoda y Makoto Shinkai. Pero lo que ha hecho Shinkai con Suzume me parece que tiene una fuerza impresionante. Una historia poderosa.
Explicar demasiado las tramas de Shinkai echa a perder la experiencia del espectador. Diré simplemente que es preciso cerrar unas puertas de otro mundo.
El director conserva rasgos distintivos que ya estaban en El tiempo contigo y Your Name en cuanto a la trama: destino, caos, amor. En esta ocasión su estilo se depura aún más. Tienen fuerza sus personajes, tienen fuerza sus silencios, tienen fuerza esos pequeños detalles cotidianos que otorgan al relato extravagante una sorprendente universalidad. Qué buen ojo para los aspectos simples de la vida. A veces tienen una importante carga simbólica, como el hecho de que Souta, permanentemente envuelto en el caos, se ocupe de ordenar los libros de una habitación o Suzume se suba a la silla de tres patas demostrando confianza.
Como en otras muchas ocasiones el viaje se relaciona con el desarrollo de los personajes, una evolución al compás de encuentros con diversas gentes y acontecimientos inesperados. Maduración, explicación de sentimientos, drama. Hacia la mitad hay un giro en el tono y la trama. Lo que preveíamos como una rutina de misiones se convierte en algo nuevo que sube de intensidad dramática.
La animación en 2D es espectacular. El director ya había demostrado en películas anteriores un altísimo nivel de exigencia con esta técnica, pero en Suzume es casi increíble lo que logra sin recurrir a ordenadores. En serio: hay que verlo.
Qué secuencia tan sorprendente la de la noria, qué graciosa la de la discusión en el descapotable y qué alucinante lo  que hacen con la silla de tres patas.
Entretenida, inteligente, sugerente, imaginativa. Muy buena.