19/4/23

Queenmaker. Temporada 1

La última escena del primer capítulo te la imaginas. Sabes lo que va a pasar. Lo estás esperando. Y aún así es tan contundente que te golpea. Toda la serie es así. Te la conoces de principio a fin pero te deleitas en las puñaladas traperas.
Hwang es la mujer que limpia los desastres de la corporación Eunsung. Pero incluso alguien tan amoral como ella tiene una línea que no traspasa. En la azotea de la sede de Eunsung se atrinchera una abogada laboralista llamada Oh clamando por los derechos de los trabajadores.
No aguanté muchos capítulos de Sucession pero ésta me la he tragado muy a gusto. Porque son mujeres en su mayoría. Pocas veces llegan a las manos (aunque alguna bofetada se dan) y eso la convierte a un tiempo en más sibilina y brutal. Los hombres que aparecen, salvo un par de ellos, son también para echar de comer aparte.
No es nada sutil. No. Tampoco lo era Succesion y lo sabes. Y también es un culebrón. Es una lucha sin cuartel de trapos sucios, secretos, cadáveres en la alcoba. De imagen pública, de estrategia electoral, de ver quién es más perra. Hay crímenes, es canalla, van a degüello. Incluso Oh, la más honrada, cuando muerde no abre la mandíbula. Que sí: que te la sabes, pero entra de fábula.
En realidad está entre Succesion y Ray Donovan. Juegos de política y corrupción empresarial. Un nivel de producción bastante bueno, ritmo impecable e histrionismo coreano controlado (aunque al principio se les va la mano con un personaje).
Vaya entradas que hace Hwang. La cámara, a ras de suelo, te deja ver las suelas rojas de unos zapatos de tacón. Y ya sabes quién lleva esos zapatos. Y que la va a liar.
Llega hasta los 11 capítulos pero no importa. Y con un capítulo final que más efectista no puede ser pero que cierra bien todas las tramas. Apuntan a una nueva temporada. Pues ya está tardando.
Y que gane la que mejor despedaza.

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