1/12/20

Fargo. Temporada 4

-Me llaman Sorderas porque sólo oigo lo que me interesa.
Hay una tradición en Fargo: las mafias se intercambian un hijo para demostrar su deseo de paz. Desde luego no funciona. Pero lo siguen haciendo. Judíos, irlandeses, italianos, negros… Ahora la cosa está entre italianos y negros.
Este Fargo no es mi Fargo. Igual son cosas mías porque ya estoy un poco cansado de mafias. Los otros Fargo eran gente corriente metiéndose en líos. Aquí son mafias. Y el esperpento suena a menos esperpento.
No creo que sea cosa mía. Cosas como la del pastel. Genera un suspense enorme pero su resolución no está a la altura aun cuando tiene su gracia. Pero sobre todo es muy repetitiva. Redundante. Cansina. Una promesa de guerra entre bandas que se demora de modo inconcebible. Sólo al final del capítulo ocho, por primera vez, con tibieza, parece que va a alguna parte. Tampoco hay esos giros sorprendentes e inesperados tan locos.
Así que lo interesante (lo que debió estar en primer lugar) son las chicas del margen. Ethelrida (adolescente inteligente), Oraetta (enfermera psicópata), las dos forajidas… Lo que digo: gente normal. Porque series de mafia ya tenemos a patadas.
Y, desde luego, no es mi Fargo, ni la Fargo de nadie, porque apenas hay humor. Hay algún desangelado fantasma pero está a años luz de ser un ovni. Y de su relevancia.
Muchas veces fue hasta soporífera. De bostezo, oye. Un tropiezo tonto con el que se volaron los sesos. Los tres años de distancia no sentaron bien.
Hay que rescatar el 4x09. Capítulo muy aburrido, por cierto, pero plagado de referencias a El mago de Oz. Blanco y negro, tornado, color, perrito, zapatos y más cosas escondidas para quien pueda apreciarlas.

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