Extravagante
sin ser graciosa. Iannucci se embarca en una aventura alejada de sus
críticas políticas. Y naufraga.
Se rodea de un reparto imponente que sabe caracterizar a personajes exagerados. Dev Patel, Peter Capaldi, Hugh Laurie, Tilda Swinton, Ben Wishaw, Gwendoline Christie… Pero las buenas interpretaciones necesitan un marco adecuado para desarrollarse.
Iannucci se enreda en la
dirección con una planificación que pretende ser ágil pero a veces casi aparenta una obra teatral de
aficionados o un ensayo. Tiene tintes de parodia improvisada. Demasiados saltos
abruptos, demasiados personajes sin explorar.
Más
que confusa es caótica y, con ello, resulta pesada en ocasiones. Lo que más me
extraña es que ese verbo mordaz de Dickens no lo aproveche Iannucci.
Se supone que es un punto fuerte que comparten ambos y esperaba que el director
lo explotara al máximo. Pero no. Apenas incide en ello. La profundidad
psicológica de los personajes no va más allá de sus excentricidades.
Lo que más me ha gustado es que hay actores indios, blancos, negros que no representan a su raza ni su clase. Una mujer blanca de clase media tiene un hijo interpretado por un indio, una ricachona es interpretada por una mujer negra con un hijo blanco. Los actores no interpretan etnias ni estatus sino el papel que les es más adecuado. Eso sí va a contracorriente de lo que se hace ahora. Y me parece genial. Todo el cine debería ser así.
Las muchas personas que confunden a Capaldi y Laurie (y ya me he encontrado unas cuantas) aquí lo van a tener crudo.
Se rodea de un reparto imponente que sabe caracterizar a personajes exagerados. Dev Patel, Peter Capaldi, Hugh Laurie, Tilda Swinton, Ben Wishaw, Gwendoline Christie… Pero las buenas interpretaciones necesitan un marco adecuado para desarrollarse.
Lo que más me ha gustado es que hay actores indios, blancos, negros que no representan a su raza ni su clase. Una mujer blanca de clase media tiene un hijo interpretado por un indio, una ricachona es interpretada por una mujer negra con un hijo blanco. Los actores no interpretan etnias ni estatus sino el papel que les es más adecuado. Eso sí va a contracorriente de lo que se hace ahora. Y me parece genial. Todo el cine debería ser así.
Las muchas personas que confunden a Capaldi y Laurie (y ya me he encontrado unas cuantas) aquí lo van a tener crudo.
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