Me parece una trama demasiado simple. Hay muchos gags cómicos que, por lo general, tienen más de buena intención que de resultado eficaz. Está bien dirigida con algunos momentos realmente logrados, tiene unos escenarios y vestuario más que decentes y su ritmo es adecuado pero, como en tantas otras ocasiones, no le habría venido mal al guión un par de ojeadas más a la escritura.
Tal vez lo más interesante está en el contraste entre ambos personajes. El sacerdote espera que todo se arregle rezando, sin poner nada de su parte. El ladrón piensa que todo depende de uno mismo y que no se debe confiar en nadie más. En esa dinámica es donde la película alcanza sus mejores logros. Me gusta el gag de esa confusión en ese pesebre y el del bingo con Herodes. El giro final está muy bien aunque podían haber profundizado un poco más en el tema.
No es gran cosa pero Ficarra y Picone (dirigen e interpretan), al menos, se salen de los esquemas habituales de las películas navideñas y eso ya es un logro. Entretenida y simpática.
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