Andaba
Elizabeth Banks enfurruñada porque quería más dinero para su peli de
acción. Ha tenido que venir Michael Bay para demostrar que, con mucho
más dinero (mucho más), se pueden hacer cosas igual de malas o aún peores.
Hacía
mucho que no veía algo de Michael Bay. Y me habría gustado seguir en ese
estado de paz, la verdad. Pero es que encabezaban el reparto Ryan Gosling
y, sobre todo, Mélanie Laurent. Y me dejé engañar.
La
idea inicial es buena. 6 personas fingen su muerte, desaparecen para el mundo y
se dedican a hacer justicia por su cuenta. Matar dictadores, derrocar gobiernos…
Los 20 minutos de arranque, una persecución en Florencia, tienen un pase por lo
loco y descabellado (aunque ya hay cositas que, en fin) y, si la película se
hubiese terminado ahí, habría estado genial.
Luego
todo es un desastre: la narración, el montaje, los diálogos, los personajes mal
dibujados… Y esos errores garrafales de raccord
tan propios de Michael Bay. Hay una escena en la que hablan dos
personajes en la barra de un bar: si la enfocan de frente aparece un tipo entre
ambos, si la enfocan desde atrás no hay tipo. Hay más escenas similares. Y esa
espantosa cámara lenta y esos intentos de ser Guy Ritchie y esos dramas
fingidos que dan grima…
Iba
a decir que ésta no se la perdono a Mélanie Laurent pero sé que volveré
a estar donde esté ella.
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